Eugeni Roselló fue el otro gran protagonista de The Spine Race 2019. Ya conocía el recorrido, era su quinta participación y llegaba con el objetivo de revalidar su triunfo de 2013. El catalán salió lanzado, tirando del grupo en los primeros compases, hasta que Eoin Keith y Jasmin Paris le alcanzaron. Al caer el irlandés, mantuvo el tipo ante el poderío femenino de la británica, compartiendo con ella gran parte del recorrido.
Pero el tercer día pagó la falta de sueño. Como se podía ver en el tracker, bajó su ritmo de forma muy sospechosa, había empezado a alucinar. Tuvo suerte de no salirse del Pennine Way pero extenuado y fuera de sus cabales acabó jugándose la vida en un comprometido vivac sobre la nieve a tan solo 6 km de la meta.
No era él quien tomó esa arriesgada decisión, por lo menos de una manera consciente, ya que desde hacía una hora estaba delirando de forma brutal. El de La Pobla de Segur (Lérida) imaginaba que “estaba en el Polo Norte, con la noche poniéndose y una nevada cada vez más copiosa, y que nunca podría salir de allí”. Por suerte, tocó el botón de emergencia antes de quedarse dormido y el equipo de rescate salió a su búsqueda. Lo encontraron 30 minutos después mojado e hipotérmico, pero vivo. A
“Todavía no soy plenamente consciente de todo lo que he vivido aquí”
¿Cómo te encuentras?
A nivel físico bastante bien, tengo algunos problemas en los pies que además están muy hinchados por la retención de líquidos, pero es lo mínimo. Anímicamente ya es otra cosa. Todavía no soy plenamente consciente de todo lo que he vivido aquí.
¿Has podido descansar después de retirarte en la noche del miércoles?
Me pongo a dormir pero me despierto cada 3 horas. Lo he pasado realmente mal y todavía no he recuperado la tranquilidad.
¿Qué te pasó para abandonar tan cerca de la meta, cuando ya habías recorrido más de 420 km?
Fue un problema de sueño. No había dormido absolutamente nada en los tres días y empecé a desvariar como un loco. Nunca había delirado así. Por suerte, vinieron a buscarme.
“Tuve que correr 60 km con el pie al aire”
¿No dormir era parte de tu estrategia?
No, pero en el primer tercio del recorrido se me abrió la zapatilla y tuve que correr 60 km con el pie al aire. Me entraban muchas piedras y eso me provocó heridas en los pies. A partir del segundo checkpoint tuve que recibir curas en todas las paradas. Yo me estiraba mientras me trataban los pies, pero no podía dormir con los pinchazos que me daban.
A pesar de los problemas con la zapatilla y posteriormente en el pie, ibais a un ritmo muy alto.
Sí, a nivel de piernas estaba teniendo unas sensaciones buenísimas. Desde poco después de la salida me fui en solitario, pero había vientos muy fuertes y decidí esperar a Eoin Keith y a Jasmin Paris para ir más protegido. Todo iba según lo planeado, hasta un final en el que no sé muy bien qué me pasó.
“Pensaba que estaba en el Polo Norte y que no iba a poder salir de ahí”
¿Qué recuerdas?
Sé empecé a delirar, a hablar conmigo mismo y que empezó a nevar. Pensaba que estaba en el Polo Norte y que no iba a poder salir de ahí. Cogí el teléfono y llamé a un amigo, pero no sabía si lo hacía de verdad o estaba soñando. Ahora sé que es verdad y que lo llamé por lo menos 3 veces contándole lo mismo. No era consciente de que estaba en carrera, solo veía nieve y mi cuerpo pedía dormir.
Y le hiciste caso.
Sí, fue un gran error, pero no era yo realmente. En mi vida pararía a hacer un vivac en esas condiciones, es algo que te puede costar la vida, pero cogí la funda, apreté el botón de emergencia y me tiré a dormir en el suelo. Me imaginaba que estaba en un refugio, pero estaba a la intemperie. Tuve suerte de apretar correctamente el botón porque 30 minutos empecé a oír voces que me llamaban a lo lejos. Era el equipo de rescate que me salvó la vida. Estaba ya muy mojado y con hipotermia.
“Al principio, intentaron engañarme para que llegara hasta la meta. Después de andar 5 minutos, les dije que me montaran en el coche”
Estabas muy cerca de la meta. ¿No había gente cerca de allí que te pudiera orientar?
No lo recuerdo, pero no lo creo. Mi intención era descansar 30 minutos y continuar hasta el final, aunque había una parte de mí que se daba cuenta de que se podía quedar allí para siempre.
¿Cómo fue el rescate?
Me trajeron ropa, guantes y me calentaron. Son unas personas maravillosas que sabían el esfuerzo que había hecho para llegar hasta allí y, al principio, intentaron engañarme para que llegara hasta la meta. Después de andar 5 minutos, les dije que me montaran en el coche. No quería terminar así y pensaba que no era justo con todos los que venían por detrás. Había recibido ayuda externa.

“Todavía estoy acojonado, lo he pasado realmente mal y aun no puedo dormir tranquilo”
¿Con qué sabor de boca te quedas de esta experiencia?
Todavía estoy acojonado, lo he pasado realmente mal y aun no puedo dormir tranquilo. Por otro lado, me lo había currado mucho y estoy disgustado, pero también muy agradecido de cómo me han tratado. Además de salvarme la vida, me han cuidado como si fueran mi familia. He llorado como un niño, con la frustración por no poder comunicarme bien con ellos porque no sé inglés.
Dejando a un lado tu experiencia, habrás visto la repercusión que ha tenido la victoria y récord de Jasmin Paris. ¿Qué te parece?
Impresionante, la gente se está volcando con ella y se lo merece. La conocí hace dos meses en la 2900 de Andorra y fue ella quien me motivó a venir.
“Nos hemos ayudado aunque cada uno llevase su estrategia”
¿Cómo fue vuestra relación en carrera: de competición o de cooperación?
Compartir kilómetros con ella ha sido un lujo, nos hemos ayudado aunque cada uno llevase su estrategia. Ella sabía que podía hacer algo grande aquí y lo ha dado todo en una zona que conoce bien. Lástima mis problemas en los pies porque habría sido un bonito duelo al final.
Cerró el crono en 83h12’, el nuevo récord. ¿Te parece accesible?
Como siempre en este tipo de carreras, dependerá de las condiciones. Si fuera exactamente iguales creo que sí que se podría bajar. Eso sí, no creo que se vuelvan a repetir en mucho tiempo.
“Con esfuerzo y preparación una chica puede ser igual o mejor que un chico”
Cada vez más mujeres están rompiendo las barreras de género en las carreras más duras.
Me quito el sombrero con ellas. Se nota que poco a poco las cosas están cambiando y que con esfuerzo y preparación una chica puede ser igual o mejor que un chico. Jasmin, por ejemplo, es una atleta muy completa, bien preparada, con un fondo brutal y muy valiente. Aunque sufrió, como todos, no la vi quejarse ni un segundo.
Tras cinco participaciones, ¿qué significa The Spine Race para ti?
Es una lección de vida. Lo pasas tan mal que luego los problemas de la vida diaria te parecen insignificantes. Te pones tan al límite que te das cuenta de que tienes que espabilar y yo, por ejemplo, aprender inglés de una vez.
Imagino que ahora querrás descansar y tomártelo tranquilamente. ¿Tienes alguna prueba a la vista?
A priori estoy inscrito en la Transgrancanaria 360, que es dentro de un mes. Después quiero preparar bien el Ultra-Trail del Mont Blanc, espero ir por allí un mes antes a hacer el recorrido. Y más tarde quiero ir a Diagonale des Fous otra vez, me encantó. La idea es hacer un buen fondo a principio de temporada con carreras largas y después entrenar más la potencia y la intensidad.
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