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UNA JOVEN ESTRELLA ECUATORIANA

Daniela Sandoval, sobre su récord en el Aconcagua: “Me tuvieron que prestar unas botas de cuero de hace 20 años”

La ecuatoriana cumplió un sueño que hace 3 años, cuando descubrió el trail running, no podía ni imaginar. Su récord en el Aconcagua refleja el gran potencial de una joven atleta que ha hecho del speedclimbing su manera de revivir los sentimientos de su niñez. Aquí todos los detalles y anécdotas de su expedición.

Daniela Sandoval en la cima del Aconcagua en su récord de enero de 2018
Daniela Sandoval en la cima del Aconcagua en su récord de enero de 2018
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Hasta ayer eran muy pocos los que habían escuchado el nombre de Daniela Cristina Sandoval Bravo, que hoy aparece escrito en la historia de los récords andinos. Esta ecuatoriana, de solo 26 años y fisioterapeuta de profesión, sorprendió al mundo con un ascenso y descenso non stop a la cima del Aconcagua (6.962 m), en el que estableció la mejor marca hasta la fecha con 20 horas y 17 minutos.

¿Pero cómo ha llegado hasta aquí? La nueva recordwoman de la montaña más alta de América empezó en la montaña muy jovencita. Sus padres, amantes del andinismo, le llevaban junto a sus dos hermanos mayores algunos fines de semana a volcanes de Ecuador como el Pasochoa. “Yo era la llorona de la familia. No me gustaba pasar frío, ni mancharme, y muchas veces mi padre me tenía que llevar a hombros encima de su mochila gigante”, recuerda.

En cuanto pudo prescindió de esas salidas familiares, que cambió por competiciones atléticas a partir de los 12 años. No fue hasta la mayoría de edad que volvió a reencontrarse con la montaña, pero esta vez corriendo. Hace 3 años se asoció al club de su universidad, se apuntó a algunas carreras. “Esos recuerdos infantiles tan cálidos en familia han hecho que ahora se haya despertado esta pasión en mi con tanta fuerza”. Poco a poco fue mostrando su potencial, especialmente en las subidas, y era cuestión de tiempo que llegaran los primeros podios y victorias internacionales. La última, en la prestigiosa Ultra Trail de las Torres del Paine, una pieza clave en su preparación para la expedición al Aconcagua.

“Cuando estábamos cerca de la cima, me soltó de la cordada y me dijo que podía ir sola, por un terreno seguro”

¿De dónde nace la idea de intentar batir el récord del techo del continente americano?
Todo viene de una expedición al Cayambe (5.790 m) hace dos años en la que Nicolás Mirada fue mi guía. Cuando estábamos cerca de la cima, me soltó de la cordada y me dijo que podía ir sola, por un terreno seguro. Era mi primer nevado, sentí una emoción muy fuerte y empecé a correr. Él me propuso la idea y, aunque me pareció una locura, la empezamos a preparar.

¿Te consideras más corredora o montañera?
Soy 100% atleta, todavía tengo que aprender mucho del andinismo, pero toda la experiencia del Aconcagua me ha enseñado lo interesante que es mezclar las dos facetas. Quiero retomar el uso del piolet, las cuerdas, la parte más técnica, pero también seguir corriendo.

“El mes de diciembre, lo dediqué a aclimatar. Estuve en muchas montañas de Ecuador, como el Cotopaxi, Antinsana o el Chimborazo”

¿Qué es lo que has aprendido en el Aconcagua?
Muchísimas cosas, algunas tan importantes como a elegir bien el equipo que llevar. Como corredora, siempre intentas ir lo más ligera posible, pero en la montaña te das cuenta de que ropa, comida e hidratación no pueden faltar.

¿Cómo has preparado el reto?
Si hace dos años tuvimos la idea, el año pasado se concretó. La estrategia fue seleccionar carreras nacionales para preparar los 80 kilómetros de las Torres del Paine, que a su vez era la manera de ver si estaba preparada para los 65 km del recorrido del Aconcagua. Luego, el mes de diciembre, lo dediqué a aclimatar. Estuve en muchas montañas de Ecuador, como el Cotopaxi, Antinsana o el Chimborazo ganando experiencia y preparándome para el terreno de alta montaña.

80 kilómetros en tu tercer año de corredora es una distancia nada despreciable.
Mi objetivo es llegar a correr 170 km y lo estoy haciendo gradualmente. En 2018 espero correr alguna carrera de 100 km y al año siguiente de 120 km.

“Cuando vi por primera vez el Aconcagua me pareció demasiado grande. ¿Cómo iba a completar yo en un día una ascensión en la que la gente emplea 15?”

Tus compatriotas Nicolás Miranda y Karl Egloff son una referencia en el Aconcagua, donde tienen los récords de velocidad en la ruta normal y en la 360º respectivamente. ¿Han sido una inspiración para ti?
Ellos son los causantes de todo esto. Una vez después de un kilómetro vertical asistí a una charla de Karl sobre el reto al Aconcagua. Me quedé maravillada y pensando que si habría alguna mujer capaz de hacer algo así. A las pocas semanas, me enteré de que Fernanda Maciel lo había conseguido. No sabes la alegría que me dio. Desde entonces he sido su seguidora y me han enseñado a alcanzar cumbres de una forma distinta a la tradicional.

Es muy bonito que tres ecuatorianos tengamos esta conexión con el Aconcagua. Nuestras montañas son muy distintas. Tanto, que cuando la vi por primera vez me pareció demasiado grande. ¿Cómo iba a completar yo en un día una ascensión en la que la gente emplea 15? En esos momentos tuve miedo y pensé en echarme para atrás.

“Desde Mulas, Nicolás Miranda fue mi pacer y mi porteador, llevó todo lo pesado (comida, bebida, crampones…)”

Miranda, además, ha tenido un papel fundamental en tu expedición.
Sí, tanto en la idea, como en la preparación y en la asistencia durante el reto, que hemos hecho entre los dos. Desde Mulas, él fue mi pacer y mi porteador, llevó todo lo pesado (comida, bebida, crampones…). Además, me indicaba si llevaba mucho tiempo sin comer o beber agua.

¿Contaste con más ayuda?
Contactamos con la agencia de Aconcagua Visión que nos encontró un lugar en el campamento de Mulas y nos preparó allí la comida. También nos ayudaron los guías de las carpas de Nido de Cóndores, nos dieron agua caliente con la que descongelamos nuestros botellines. Fue algo espontáneo.


Unos días antes, habías realizado otro intento que tuvisteis que cancelar por el viento, ¿verdad?
Sí, durante la aclimatación alcancé ya los 6.500 metros y luego en el primer intento nos quedamos en el mismo lugar. Me encontraba muy bien físicamente, pero parecía que iba a salir volando por los aires, así que tuvimos que renunciar. Bajé muy preocupada porque pensaba que ya no nos daría tiempo a otro intento. Nos quedaban solo 3 días, así que al día siguiente de descender le dije a Nico de volver a intentarlo. Solo había recuperado un día, pero, ¿cuándo iba a poder volver?

“A partir de 6.800 m me empezó a faltar el aire, pero ya quedaba muy poco. Cuando estaba llegando a la cumbre me olvidé incluso de que estaba en un récord”

¿Qué fue lo más difícil de la actividad?
Los últimos 400 metros de desnivel que no conocía. No me imaginé que pudieran ser tan empinados y me costaron mucho. Hubo momentos en los que tenía que parar y sentarme a respirar. A partir de 6.800 m me empezó a faltar el aire, pero ya quedaba muy poco. Cuando estaba llegando a la cumbre me olvidé incluso de que estaba en un récord.

12 horas de Horcones a la cumbre era un tiempo muy por debajo del crono de Fernanda Maciel.
Sí, bajando me di cuenta de que iba muy bien y eso me permitió ir más tranquila después. En el paso de nuevo por el campamento de Mulas paré 30 minutos a comer. Perdí mucho tiempo, tal vez por confiada, pero valió la pena.

¿Cómo gestionaste el material? ¿Dónde cambiaste el equipo de trail al de montaña?
Los primeros 25 kilómetros, por la noche, los hice con zapatillas, una licra, un impermeable, un frontal y la mochila de correr con 2 litros de agua. En Mulas me esperaban con el resto del material, una ropa mucho más abrigada y unas botas de cuero que me tuvieron que prestar, que tenían más de 20 años. Todos los que me veían me preguntaban si iba a subir con ellas a la cima y así lo hice, con tres pares de calcetines para que no se me congelaran los pies. Como todavía estoy empezando con el andinismo, me falta todavía mucho material.


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1 comentario
  1. Si esta chica se quita los dos kilos y medio de peso de las botas del siglo pasado baja media hora su tiempo. Felicidades.

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