Las vacunas han traído la esperanza para el fin de la pandemia. Sin embargo, las muertes y los casos de COVID-19 siguen aumentando en todo el mundo, sobre todo en países menos desarrollados como la India. Mientras tratamos de inmunizar a la población, el escenario más probable para los próximos años es que este virus será como otras enfermedades infecciosas, por ejemplo, la gripe, para la que nos tendremos que proteger continuamente.
La actividad física, el gran aliado
Sabemos que la actividad física es una de las formas más efectivas de prevenir enfermedades crónicas, junto con la dieta y dejar de fumar. Un estudio de la Universidad de Glasgow encontró que la inactividad física es la responsable de más de cinco millones de muertes prematuras cada año en todo el planeta.
Ahora, una nueva revisión sistemática muestra que la actividad física ayuda a regular y fortalece el sistema inmunológico humano, reduce el riesgo de enfermarse y morir por enfermedades infecciosas en más de un tercio; a la vez que aumenta de manera significativa la efectividad de las campañas de vacunación.
En este estudio se recopila toda la información disponible relacionada con el efecto que tiene el deporte sobre el riesgo de enfermar y morir por una enfermedad infecciosa como la neumonía, una causa frecuente de muerte por COVID-19, en el funcionamiento del sistema inmunológico y sobre el resultado de la vacunación.
Los investigadores encontraron en seis estudios diferentes con más de medio millón de voluntarios que cumplir con las pautas recomendadas de actividad física, 30 minutos y cinco días a la semana, se reduce de manera efectiva el riesgo de infectarse y morir por una enfermedad de las características de la COVID-19 en un 37%.
Además, la investigación también ha encontrado evidencias sobre cómo la actividad física regula y fortalece el sistema inmunológico. Así, en 35 ensayos controlados de manera aleatoria e independiente, señala que personas que practican deporte de manera regular contaban con niveles elevados del anticuerpo inmunoglobulina, que recubre la membrana mucosa de los pulmones y otras partes del cuerpo por las que puede ingresar el virus y las bacterias.
Mantenerse activo también aumenta la cantidad de células T CD4 +, que son las encargadas de alertar al sistema inmunológico de un ataque y regular su respuesta.
Finalmente, en los ensayos se ha visto que las vacunas parecen más efectivas si se administran después de un programa de actividad física. Así, una persona activa tiene un 50% más de probabilidades de tener una cantidad mayor de anticuerpos más alto después de la vacuna que una persona inactiva.
Cómo la actividad física evita las enfermedades
Hay tres mecanismos que hacen de la actividad física un medicamento eficaz contra las enfermedades infecciosas.
Primero, protege contra los factores de riesgo de infecciones graves y mortales. Las personas físicamente activas tienen menos probabilidades de desarrollar obesidad, diabetes, afecciones respiratorias y cardiovasculares. Los estudios epidemiológicos han demostrado que el COVID-19 y otras enfermedades infecciosas respiratorias son más graves para las personas que padecen estas afecciones.
La actividad física también reduce el estrés y la inflamación crónica, lo que a su vez reduce la probabilidad de infecciones adversas y fatales. La mayoría de las muertes por COVID-19 y neumonía han sido el resultado de una respuesta inflamatoria incontrolada.
Finalmente, nuestro sistema inmunológico es más fuerte si somos activos físicamente.
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