Casi sin ser conscientes, la temporada 2021 va despidiéndose de nosotros. Quedan muy pocas competiciones para cerrar el año del regreso del trail, el de la pandemia, el de las salidas escalonadas, el de las sonrisas escondidas tras las mascarillas. Ha sido un año extraño y lleno de incomodidades para todos, pero teníamos tantas ganas de volver que hemos disfrutado cada evento como si fuera la primera vez.
Comenzábamos en el mismo lugar que lo dejamos: Transgrancanaria. La carrera que abrió y cerró la temporada 2020 devolvía la ilusión a los corredores de montaña que se colgaban un dorsal después del año más surrealista de nuestras vidas.
No nos vamos a engañar, fue extraño. Nos costó adaptarnos. Las salidas escalonadas nos obligaron a leer de manera diferente las competiciones. Y es que ahora el primero en cruzar la línea de meta podía no ser el ganador, lo que nos llevaba a cierta confusión y, por qué no, también más emoción. Un subidón de adrenalina que escondíamos tras la distancia social, el gel hidroalcohólico y la tediosa mascarilla.
No fue fácil. Los organizadores tuvieron que pelear lo indecible para demostrar que nuestro deporte era seguro. Crear y adaptar protocolos según cambiaba la normativa sanitaria. Muchas horas de analizar riesgos y convencer a las autoridades políticas. Pero lo lograron. Hasta donde sabemos, no se ha celebrado ni una sola carrera de montaña que haya originado un brote de coronavirus. Tenían razón: nuestro deporte es seguro.
La incidencia bajaba y el ratio de vacunación subía. Dos cifras alentadoras que nos permitían recuperar esa ansiada normalidad. Y pasamos de aquellas atípicas salidas escalonadas a las masivas sin apenas darnos cuenta. De carreras con un número muy reducido de participantes a alcanzar de nuevo los varios miles. Sierra Nevada, en el mes de abril, fue un punto de inflexión en la Península Ibérica. Desde entonces, todo ha ido a mejor. Muchos dudaron, no lo veían claro, pero los protocolos funcionaron.
Y aunque lo normal era tener una primavera repleta de citas en el calendario, se quedó vacía. Nadie quería arriesgar. Había mucho en juego. Pocos podían permitirse un nuevo aplazamiento o cancelación. Así, otoño llegó con un overbooking de eventos que hemos disfrutado cada fin de semana. Ultra Sanabria ha sido la encargada de poner el broche de oro a dos meses con una oferta trailera sin precedentes en nuestra geografía. Hemos tenido ultras, maratones y medias maratones, pero también carreras por etapas o kilómetros verticales.
Pero no todas las organizaciones han podido superar la crisis del coronavirus. En este 2021 hemos echado en falta muchas pruebas que, debido a la situación de incertidumbre, han preferido pensar directamente en 2022, o han sido víctimas de las restricciones geográficas, como Reventón Trail. Por supuesto, un capítulo aparte merece Transvulcania, una de las carreras más queridas por los aficionados. Volverá con más fuerza e ilusión que nunca el próximo curso.
Ahora, con el mes de noviembre llamando ya a nuestra puerta, solo queda cerrar una temporada compleja. Disfrutar de las pocas citas que todavía restan hasta Navidad y sentirnos orgullosos del trabajo realizado. Por supuesto, agradecer a esas organizaciones que no bajaron los brazos, que creyeron que correr por la montaña sí era posible, que trabajaron día y noche por sacar a delante su evento y que nos permitieron soñar a todos.
No sabemos si en 2022 podremos despedirnos definitivamente de la mascarilla y observar esas sonrisas nerviosas en la salida o seguiremos riendo con los ojos. No importa. De lo que sí tenemos certeza es de que volveremos a estar juntos disfrutando de lo que más nos gusta: correr por la montaña.
