Ya sabíamos que Xavier Thevenard era el ganador del Ultra Trail Mont Blanc 2015; tambiñen sabíamos que Luis Alberto Hernando era el segundo, pero todavía estaba por decidir quién se ganaría el derecho a subirse al podio más caro del ultra trail mundial. La tercera plaza estaba entre Seth Swanson, que llevaba toda la carrera en puestos delanteros, o David Laney, que llegaba desde atrás como un tiro. Al final fue Laney el que se llevó el gato al agua tras recoger a decenas de cadáveres, teneindo en cuenta que llegó a ir fuera del Top 40 durante muchos kilómetros.
¿Quién es David Laney?
David Laney es uno de los productos típicos del trail running estadounidense. Procedente del atletismo escolar y universitario, Laney no dio sus primeros pasos en las montañas hasta hace unos dos años. Era una de las libres de asfalto que querían probar eso de correr largo por la montaña, siguiendo los pasos de otros como Max King, Cameron Clayton o Sage Canaday.
Antes de saltar a la montaña, Laney ya se marcaba maratones en 2h17′, aunque le costó comenzar a destacar en el atletismo, sobre todo en su época del instituto. En 2013 fue cuando quiso probar en esto de la montaña y no lo hizo nada mal en la Chuckanut. Además, el destino quiso que el departamento de trail de Nike estuviera allí presente para ver que menos de un 1% de los corredores llevaban sus zapatillas.
La multinacional de Oregón le mandó unas zapatillas para ver si se sentía cómodo con ellas y acabó fichándolo para su equipo de trail. En él, todos los corredores siguen el mismo perfil: gente rápida en asfalto que se puede adaptar perfectamente a las carreras de montaña de EEUU, con menos desnivel y poco nivel técnico.
Dos años después, ya ha conseguido alguna victoria de importancia, como en la pasada Bandera 100K, e incluso este verano ya se probó, por segunda vez, en la Western States, una prueba especial para él. La razón es que vio un documental de la prueba cuando tenía solo 12 años y en ese momento supo que algún día estaría en la línea de salida. Antes, con apenas tres años, compitió por primera vez en una carrera de 2 millas en la que participó con una camiseta larga para poder tapar su olvido de olvidarse los pantalones en casa.
Sus resultados en otras pruebas le dieron una plaza para la Western States, en la que se llevó una decepción. Acudía con grandes expectativas pero acabó en la vigésima plaza, aunque todavía tenía un objetivo para este verano: el UTMB.
Recogiendo cadáveres en el UTMB
Tras la prueba, pudimos charlar con David sobre cómo se sigue una estrategia de ir de menos a más, muy común entre algunos corredores yanquis. “Empecé corriendo a un ritmo muy sencillo, sobre todo en la primera mitad de la carrera. Como conseguí limitar mi gasto de energía en esos primeros kilómetros y me sentía mi fresco, pude apretar en la segunda mitad”.
Cuestionado sobre si esta es su estrategia siempre que compite, reconoce que “depende de la carrera; en una como el UTMB, tan larga, más que cualquier otra que haya hecho, me parece una estrategia muy sensata la de empezar a ritmos muy suaves para acabar de menos a más”.
Pero no es una estrategia fácil; “es difícil ver cómo la gente se te escapa, porque nunca sabes si vas a volver a verlos, pero la mayoría de las veces esperas que los puedas alcanzar. Esta vez fue en Champex Lac, con unos 45 kilómetros para llegar a la meta, cuando comencé a subir el ritmo que llevaba desde el principio”.
él tiene sus propios trucos para llevar a cabo esa estrategia de “enterrador”; “hay que mantenerse relajado, guardar toda la energía que puedas sin tampoco ir demasiado lento. Luego cuando todos están cansados, es turno de empujar. Cada vez que alcanzas a un corredor que va por delante sientes un extra de motivación, como si recargaras las piernas con un poco más de energía”.
Otra cosa que llamó la atención del corredor estadounidense es que no paraba en muchos avituallamientos; “a veces no necesito pararme en muchos avituallamientos. Suelo ser autosuficiente durante muchos kilómetros, con geles y cogiendo agua de los ríos, ya que aquí hay mucha agua repartida por todo el recorrido. Esta vez he parado en todas los puntos de vida grandes, aunque no suelo comer mucho de ellas, prefiero usarlas para descansar y recargar líquidos”.
Al final, se llevó un podio en el UTMB para casa y, además, muy contento con lo vivido en Chamonix; “el UTMB es una carrera fantástica, una de las mejores en las que he podido correr. Hay montañas preciosas, trails magníficos, un gran apoyo por parte de los aficionados y un pueblo como Chamonix que es algo espectacular. Ha sido un gran fin de semana”.
