Kazajistán es un país muy grande, el noveno mayor del mundo, y aunque en él predomina la llanura, también ubica la cordillera Tyan Shan, que a través de Kirguistán y Tayikistán llega hasta el Himalaya. Conocido, especialmente por los alpinistas, su único sietemil es el Khan Tengri, pero ahora vamos a hablar de trailrunning.
Vivo en Almaty que, con 2 millones de habitantes, es la ciudad más grande del país. Está ubicada en la región montañosa a los pies del pico Talgar (4.976 m). Por su altitud, vemos que es mayor que el Mont Blanc, pero es mucho más inaccesible. En sus laderas es donde se organizan la mayor parte de carreras, unas 15 al año, y los desniveles empiezan ya desde la urbe. Para que os hagáis una idea, el aeropuerto se encuentra a 600 m sobre el nivel del mar y las urbanizaciones más altas están a 1.200 m.
Además, hay una carretera que te lleva en menos de media hora a la pista de patinaje Medeo, a 1.700 m, desde donde empiezan muchas rutas de senderismo y donde se puede tomar el teleférico a la estación de esquí Shymbulak, con unas cotas de 2.200 a 3.300 m. Así que desde casa puedes plantarte a 3.300 m en poco más de una hora.
Pero esta geografía también tiene sus inconvenientes. Los caminos tienen un gran desnivel y son pocos los tramos donde realmente se puede correr. Ya no solo por corredores novatos, sino también por los líderes de las pruebas nacionales. Habitualmente, los recorridos de las medias maratones acumulan cerca de 2.000 m de ascenso y se suelen organizar dobles kilómetros verticales en distancias entre 8 y 12 km. Y a eso, añádele una altitud que puede superar los 4.000 m.
“No suele haber más que un punto de avituallamiento, que es la línea de llegada, o tal vez otro intermedio con agua y algo de chocolate”
Como podéis imaginar es otro estilo totalmente distinto al de las carreras españolas. Se echan de menos los caminos corribles, con constantes subidas y bajadas rompepiernas. Aquí se trata más de subir a un pico y después bajar, tipo skyrunning, y muy pocas veces se organizan carreras con recorridos donde haya varias subidas. Otro aspecto a destacar es que casi todas son en autosuficiencia.
No suele haber más que un punto de avituallamiento, que es la línea de llegada, o tal vez otro intermedio con agua y algo de chocolate. Otro punto interesante es que de noviembre a abril la ciudad y sus montañas están nevadas. Las condiciones son más severas pero se siguen organizando carreras, también de esquí de montaña que está empezando.
Aquí, como dicen los que saben, “no hay más que un skyrunner semiprofesional”. Es Shyngyz Baikashev y suele ganar casi todas las competiciones, aunque algún corredor de orientación y algunos militares a veces le hacen sombra en el podio.
Si hablamos de carreras, me quedaría con dos: Tengri Ultra e Irbis Race. La primera es la única genuina de trailrunning, se organiza a orilla del río Ilí donde hay algunas formaciones montañosas y estepa. Es en mayo, así que está todo floreciendo y no hace ni frío ni calor. Y es una auténtica fiesta en la que participan 2.000 corredores repartidos en tres distancias 15 km y 250 m+, 35 km y 650 m+, y 70 km y 1450 m+.
La segunda no es para todos los públicos. Cuenta con un solo recorrido de 50 km y 2700 m+, y a esa misma altitud (2.700 msnm) toma la salida para superar dos collados y los 4.000 m de altitud.
El recorrido tiene de todo y el paisaje es impresionante: corres por tierras vírgenes, rodeados de glaciares en los que no ha estado nadie, corriendo por todo tipo de bosques y cruzando los restos de crecidas de los ríos durante el deshielo primaveral.
Nota de redacción: Con este artículo empezamos la nueva sección de "trailrunners por el mundo". ¿Vivís fuera de España y queréis contarnos como se vive el trail allí? Escribidnos a info@carreraspormontana.com
