Caroline Chaverot, una de las mejores corredores de ultras de todos los tiempos, está de vuelta. Un año después de hacer público su adió, la francesa se ha recuperado de sus problemas de salud, ha vuelto a entrenar y ya espera impaciente su primera competición.
“¿Esta vez está decidido! Voy a hacer algunas carreras este año, si es que no se anulan todas. Mi entrenamiento no es aún comparable al de mis mejores años, por falta de tiempo, pero el deseo está aquí y he recuperado una buena salud. No tomaré las salidas para ganar, sino para vivir buenas experiencias”, compartía en sus redes sociales.
Si bien en un principio su retirada, anunciada en junio de 2019 tras abandonar en Lavaredo Ultra-Trail, parecía definitiva, en una entrevista realizada unas semanas después ya dejaba una pequeña puerta abierta a su retorno. “Si recuperase la confianza, volvería a competir”, expresaba la atleta de 43 años.
Esa posibilidad se puede convertir en realidad a partir del próximo 1 de agosto, fecha en la que Chaverot tiene previsto colgarse el dorsal en los 56 km del EDF Cenis Tour Trail. Allí también estará, si el COVID-19 lo permite, la sueca Mimmi Kotka, además de otros 1.200 corredores. Posteriormente quiere competir en Matterhorn Ultraks en Suiza, el 21 y 22 de agosto).
Curiosamente, el anuncio de la vuelta a la competición de Chaverot llega tan solo unos meses después del de Núria Picas, otra de las mejores ultreras del mundo, con quien se midió en diferentes ocasiones.
Falta de yodo
Tras un soberbio 2016 (en el que venció el Ultra-Trail del Mont Blanc, el circuito Ultra-Trail World Tour y el Campeonato del Mundo de Trail), los problemas físicos han sido parte del día a día de la corredora nacida en Ginebra (Suiza) y afincada en los Alpes galos. Si bien en 2017 consiguió victorias ilusionantes (como las de Lavaredo Ultra-Trail y la Hardrock 100), la realidad es que ya encadenaba un periodo de lesión con otro, hasta que decidió detener su carrera.
Desde entonces se especuló sobre las causas de los problemas de una corredora que suma un gran número de kilómetros que realizaba cada año. Fue diagnosticada de la enfermedad de Lyme, una infección bacteriana que se contrae por la picadura de una garrapata y se empezó a tratar en 2018, pero sus problemas de agotamiento seguían presentes.
Finalmente, tal y como ha explicado en el medio galo LeDauphine.com, “a finales de 2019, fui a ver a un acupunturista de Ginebra que me detectó una deficiencia de yodo. Este elemento fundamental para el cuerpo afecta directamente la tiroides o el cerebro. Tres gotas de yodo diariamente en la piel hicieron maravillas, realmente me sentí mejor este invierno. Mi fractura de fatiga del pie que ocurrió a fines de 2018, que me obligó a renunciar a Lavaredo el año pasado porque no estaba bien curado, también estuvo detrás de mí. Y luego, cubrí mi rostro, ya no tenía el entrenamiento que necesitaba. Nunca lloré realmente la competición, pero decidí dejar de forzarla de fracaso en fracaso. Puede que no tenga el mismo nivel que en 2016, pero las competiciones te permiten motivarte para entrenar».
En la entrevista también deja entrever que su nivel de exigencia será menor que el mostrado hasta la fecha. “Mi esposo Luc me dijo que debería correr por diversión. En cualquier caso, será un buen ejercicio de humildad. Durante mis mejores años, corrí sin ser necesariamente consciente de mi nivel y no lo disfruté como debería. No tengo patrocinadores, así que no tengo motivos para presionarme. Sentir placer en las carreras sería suficiente para mi felicidad”.
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