Antonio de la Rosa se proclamó el pasado viernes vencedor de la Lapland Extreme Challenge, empleando 27 días, 9 horas y 30 minutos. Las malas condiciones de este año no han podido con el español, que ha marcado el mejor tiempo de las 6 seis ediciones de este desafío por la Laponia más salvaje y se ha convertido en la primera persona que finaliza su 1.000 km en solitario.
La aventura ha sido en realidad una hazaña dada la climatología de este último mes en eln país nórdico. A las bajas temperaturas, inferiores a los 33 grados bajo cero, hay que sumar la gran cantidad de nieve caída que hizo que el avance fuera tortuoso. “Ha sido durísimo, posiblemente lo más duro que he hecho en mi vida. Por dificultad física y técnica, pero la ilusión, determinación y ganas de acabar lo que no pude el año pasado me han dado alas”, comentó nada más llegar.
El deportista extremo ha tenido que abrir huella en todo momento con sus esquís, tirando de un trineo que pesa más de 60 kg y con la nieve pegándose al material, aumentando el peso y dificultando el agarre. “Los esquís y el trineo se traban mucho, se llenan de “zuecos”, se forma una pelota y pesan el doble”, apuntaba. La media de velocidad apenas ronda los 3 km/h, habiendo invertido más de 300 horas en las casi 4 semanas de expedición. El promedio de horas en ruta por día es infernal, solo al alcance de unos pocos privilegiados.
En esta edición además se han encontrado con el peligroso fenómeno del overflow que consiste en bolsas de agua cubiertas por nieve y puede provocar que los participantes sufran congelaciones si se hunden. Esto mismo estuvo a punto de sucederle al vallisoletano, que vio peligrar su continuidad: “Me hundí y tuve que hacer una hoguera y secar todo el material inmediatamente”.
Pese a todas las adversidades el aventurero suma otro reto superado en su extenso historial. El próximo proyecto que tiene en mente es convertirse en la primera persona en cruzar el pacífico en paddle-surf el año que viene.
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