Tener en la mano las Salomon XT Wings 3 ya te deja claro que la tercera evolución de la serie ha sido tomada muy en serio por la casa de Annecy. Los dos primeros modelos, realmente robustos y pensados para un terreno duro y técnico, tenían su gran hándicap en parecer una zapatilla poco flexible e incluso con un arco algo “complicado” para algunos corredores. En este modelo, se nota una zapatilla ligera, robusta y con buena protección, algo que se reafirma al calzárselas por la montaña.
Descripción de la zapatilla
Tras recorrer cerca de 170 kilómetros con las Salomon XT Wing 3, nos han dejado con un buen sabor de boca, sobre todo en lo que respecta a la reacción de la zapatilla en momentos delicados, en los que son las que evitan que un resbalón o una piedra acabe en una torcedura o en un esguince.
El peso oficial de las XT Wings 3 es de 370 gramos, un peso bastante razonable teniendo en cuenta la protección en todo el pie que ofrece. El talón y la puntera están perfectamente protegidos en este modelo, mientras que el resto de la parte superior de la zapatilla es completamente de tela, dispuesta en una sola pieza, y con las clásicas rayas en material plástico por encima, que va desde el final de la protección delantera hasta el talón, lo que aporta una gran sujeción en el interior de la zapatilla.
Asimismo, este “acople” plástico sirve para poder anclar los pasadores de los cordones de la zapatilla, para los que se han elegido los típicos con el sistema Salomon Quicklace, que no precisa de atado y todo el cordón y la pieza de ajuste quedan perfectamente guardados en el pequeño bolsillo de la lengüeta.
En la lengüeta, como es habitual, se lee el nombre del modelo, junto al uso recomendado por la marca. En este caso dice: “Performance Product. Mountain Trail Running”, lo cual nos da una idea de lo que espera el fabricante de estas zapatillas, unas auténticas todoterreno que se adapten a todo tipo de piso, pero con su potencial por explotar en zonas técnicas, en las que la protección tiene un papel protagonista.
La suela está confeccionada en una goma blanda, pero resistente, con los tacos y la disposición clásicas de Salomon, la ContaGrip y con tacos “Chevron” colocados en varias direcciones. La disposición de los tacos va encaminada a una mayor estabilidad en terrenos comprometidos, como pueda ser el barro, la pedrera o directamente suelo rocoso, sobre todo en estado mojado o descenso. Entre la suela y el upper, la zapatilla cuenta con el chasis ACS, que le aporta a la zapatilla más flexibilidad y ligereza de lo que pudiera parecer gracias a que ahora llega prácticamente hasta la puntera del zapato.
Para la plantilla, Salomon se decanta por su clásica Ortholite, que en este modelo puede llegar a dar algún problema, sobre todo en su uso continuado en terreno mojado, pero eso lo veremos más tarde.
Una vez terminada la descripción de la zapatilla, nos metemos al lío, con diferentes pruebas en distintos suelos y condiciones. Para una primera toma de contacto, las primeras salidas se realizan en terreno seco y con una tecnicidad media.
Terreno seco y de tecnicidad media
La zapatilla, en un primer uso, se muestra cómoda y se adapta bien al pie; con el cordón apretado, la “bamba” no baila ni siquiera un poco, lo cual es de agradecer si sois de los que os gusta llevar el pie prieto dentro de la zapatilla. Los primeros kilómetros no suponen ningún problema. No hace daño en su primer uso y la zapatilla se comporta de forma precisa y segura en un terreno poco complicado.
Tras varias salidas en este terreno, destaca la durabilidad de la suela, que apenas ha sufrido desgaste, a pesar de llevar más de 50 kilómetros de uso. Los tacos se mantienen en perfecto estado, al igual que el resto de elementos de la zapatilla.
La protección que ofrece es excelente, sobre todo en la parte del talón; pasar por zonas de pedrera no las pone nerviosas y se comportan de forma fiable, evitando algún que otro susto al pisar piedras sueltas. Sobre la roca seca también se comportan de forma muy segura.
En algunos casos, los corredores tienen que hacer algún kilómetro de asfalto hasta llegar a la montaña. En asfalto, las XT Wings 3 consiguen hacer que el periplo por esta superficie no sea del todo desagradable, aunque su peso sí que va algo en su contra aquí, pero en realidad no es para lo que están pensadas. Aprobado, que no es poco, aunque si hacemos demasiados kilómetros en esta superficie, la suela sufrirá un desgaste exponencial.

Hechas para el terreno técnico
Entonces llega el momento de probar las Salomon en un terreno más técnico y, sobre todo en condiciones algo más extremas, con barro y mucha, mucha agua. Y es aquí donde este modelo se desatada y deja ver por qué valen cerca de 130 euros, una cifra para nada baja si tenemos en cuenta otras opciones similares por un puñado de euros menos.
Las XT Wings 3 parecen estar hechas para el terreno difícil; en el barro, la zapatilla consigue una sujeción casi completa, incluso en pasos laterales algo comprometidos. La suela se agarra a la superficie perfectamente, y tras comprobar esa seguridad, ofrece al corredor la posibilidad de jugársela un poco más en descensos, aunque estos sean peliagudos.
Incluso en terrenos rocosos las XT Wings tienen mucho agarre aunque si las rocas están mojadas siempre es mejor bajar una marcha, pero esto es normal con casi cualquier modelo de zapatilla todoterreno.
Otro punto a favor es lo bien que se secan las zapatillas después de atravesar zonas con mucha agua. En apenas un kilómetro después de haber sumergido la zapatilla en un charco profundo, el interior consigue desplazar el agua casi por completo, por lo que los pies no van continuamente encharcados. Para los que prefiráis una zapa que evacúa antes de una que no deje entrar (ni salir) el agua, esta bamba os ofrecerá ese “secado instantáneo”.
Tras cerca de 170 kilómetros, la durabilidad de la zapatilla asombra, manteniéndose en un estado excelente, sobre todo la suela, cuyos tacos se ven algo gastados, pero con un funcionamiento perfecto. La parte superior consigue adaptarse a la forma del pie y en pocos días cambia levemente de forma, algo de agradecer en un producto que parece tan robusto.
Uno de los problemas sufridos durante la prueba de la zapatilla fue precisamente en mojado, y es que hasta en dos ocasiones, la plantilla Ortholite se dobló, haciendo necesario descalzarse para que no parezca que se ha quedado medio calcetín metido en la puntera de la zapatilla. El inconveniente se soluciona rápidamente, pero hay que pararse, descalzarse y recolocar la plantilla.
Otro punto en contra (aunque esto sea por la forma del pie de cada uno) es la presión que ejercen sobre el dedo gordo cuando se desciende apoyando con la zona delantera del pie, aunque es verdad que las zapas no han dejado ni una sola ampolla en él, ni siquiera los días de su estreno.
Por tanto, las XT Wings son unas buenas aliadas para el corredor polivalente, que busca una zapa que se comporte bien en casi todas las condiciones, incluso extremas. Su adaptación es inmediata y sin ninguna molestia ni dolor en el pie, sintiéndose cómodas desde el primer momento.
Su relación entre peso, flexibilidad y protección es excelente, dejando como resultado una zapatilla para usar en diferentes terrenos y durante tiempos prolongados, tanto para entrenar como para competir. La serie XT Wings tiene a una sucesora no sólo a la altura de su nombre, sino que da un paso más allá y sigue engrandeciendo una de las series más míticas del trail running.
