TEST DE MATERIAL

Salomon S Lab Sense: velocidad y minimalismo al cuadrado

Unas nuevas zapatillas pasan por nuestro test; tras probarlas en diferentes terrenos, las zapatillas de Kilian Jornet se muestran veloces y divertidas, aunque con una durabilidad mínima.

Salomon S Lab Sense
Salomon S Lab Sense
| No hay comentarios | Compartir:

Son unas de las zapatillas más famosas del mundo del trail running; buena parte de culpa la tiene Kilian Jornet, que además de vestirlas, fue una importante parte de su desarrollo. Con ellas venció la Western States de 2011 y a partir de entonces estas voladoras de característico color rojo y blanco, convirtiéndose en uno de los modelos por antonomasia de la corriente minimalista que tan fuerte está pegando en los últimos tiempos.

La primera sensación que dan estas zapatillas es cuando aún no las has sacado de la caja; son tan ligeras que llegas a pensar que la caja viene vacía o con una sola zapatilla. Aunque ya estaba avisado y conocía su ligereza, su mínimo peso no deja de sorprender, sobre todo para unas zapatillas de trail.

El peso oficial según la marca de Annecy no llega a los 200 gramos por zapato, quedándose en 198 gramos. Sin duda, alguien no acostumbrado al calzado minimalista se sorprenderá de su ligereza, si bien las zapatillas no dan tampoco la impresión de ofrecer poca protección, sobre todo en una parte delantera realmente reforzada, ya que es la parte más expuesta si corremos con la técnica adecuada.

Aunque esto ya es algo más personal, las zapatillas brillan con luz propia en el apartado de diseño; o lo que es lo mismo, las bambas son muy bonitas y su colorway rojo/blanco hace que resalten entre el resto de modelos de Salomon.

En lo que se refiere al drop de la zapatilla (la diferencia entre la parte trasera y la parte delantera), Salomon ha apostado por dejarlo en 4 milímetros, lo que destaca en contraposición a la mayoría de modelos de la marca, que apuesta por una mayor caída, como por ejemplo el caso de las XT Wings 3, en el que  se llega a los 11 milímetros.

La parte superior está fabricada en tela, cubierta con las clásicas rayas de Salomon que ayudan a dar una mayor sujeción. Como decíamos, la parte delantera viene bien reforzada. En el caso del interior de la zapatilla, esta cuenta con una lengüeta adherida al resto de la zapatilla con una malla, un detalle que se agradece cuando te calzas esta zapatilla. Por dentro, la plantilla no es la clásica Ortholite, sino una mucho más simple y ligera que, además, viene pegada a la zapatilla.

Como es clásico en las zapas Salomon, en la lengüeta aprovechan para poner un indicativo del uso de la zapatilla; en este caso cuanta con la inscripción “Racing Product”, que deja bien a las claras para qué han sido concebidas estas zapatillas. Lo que no cambia es el sistema de sujeción, con el típico cordón Quicklace que se guarda en el bolsillo de la parte superior de la lengüeta, si bien no es igual al del resto de zapas Salomon, ya que el cordón sobrante se introduce por la parte de arriba y no por la de abajo.

Pasando a la suela, esta sorprende por apostar por un taqueado realmente minimalista; acostumbrados a los tacos grandes, que dan un mayor agarre, en la S Lab Sense se ha apostad por un taqueado triangular, con tecnología Contagrip. Para reducir peso, la suela cuenta con hasta siete grandes huecos que sirven para aligerar el peso general del calzado, sobre todo gracias a que cuenta con una placa de protección para piedras. Además, se aprovecha cualquier sitio para quitar trozos de goma. La ligereza ha sido uno de los objetivos primordiales al diseñar la S Lab Sense.

Otro cambio es el sistema de tendones que caracteriza los modelos Salomon. En este caso, se disponen dos tendones, más cortos de lo normal y que sólo se alargan a lo largo de la parte delantera de la suela sin llegar al talón, como sí hacen algunos modelos nuevos de esta misma marca.

Pruebas en diferentes terrenos.

Llega el momento de calzarse las zapatillas; lo primero que se siente es que no es fácil de introducir el pie. Eso sí, una vez el pie dentro, la sensación es asombrosa. La zapatilla envuelve el pie perfectamente y su ligereza sorprende desde el primer momento. Sin duda, alguien que no haya probado este tipo de zapatillas de trail se sorprenderá al ponérselas.

En terrenos poco técnicos, la zapatilla es una gozada. Eso sí, la técnica de carrera tiene que adecuarse a las características de la zapatilla. En pequeñas bajadas o en subidas, la amortiguación puede ser suficiente, pero en descensos más técnicos y empinados, se deben seguir los principios del minimalismo, esto es, apoyar primero la parte delantera del pie.

A pesar de contar con la placa de protección para las piedras, en una bajada pronunciada las piedras te recuerdan perfectamente que hay que cambiar la técnica sí o sí. Si no se  apoya con la parte delantera, una bajada un poco larga puede convertirse en un suplicio, sobre todo si tiene piedras de tamaño medio.


Desde el primer momento seguimos esas directrices y ahí es donde la zapatilla demuestra que su ligereza es una gran baza, sobre todo porque se revelan como un calzado realmente divertido y que permite ir muy rápido. Asimismo, la S Lab Sense permite poner el pie en el lugar adecuado, aunque su poca protección obliga a ir con la concentración a tope y con los ojos en el camino para no hacernos daño.

El agarre en terreno seco y poco técnico también sorprende; los pequeños tacos triangulares se muestran tremendamente efectivos y la zapatilla se comporta de forma intachable. Eso sí, tras los primeros entrenamientos, los tacos muestran un deterioro importante e incluso se parten. La durabilidad, como la propia marca indica, es mínima. Dependiendo del terreno en el que se usen, no se recomienda pasarse de entre 200 y 300 kilómetros. Y podemos dar fe de ello.

La parte inferior está fabricada en un material muy blando y desde la primera salida se pueden apreciar las dobleces, algo que en modelos más clásicos sólo aparece después de una considerable cantidad de kilómetros. En este caso, la ligereza tiene un precio y se paga con menos kilómetros de uso.

Asimismo, si tenemos en cuenta que son un modelo concebido para un corredor como Kilian, sólo se saca todo el jugo de la zapatilla si eres un corredor ligero y rápido. Por ello, corredores de más de 70-75 kilos, quizá este modelo no sea para vosotros.

S Lab Sense en terreno técnico y mojado

Llega la prueba de oro para la S Lab Sense, que es su prueba en terrenos más difíciles. En ascenso, la zapatilla cumple con creces su misión, y si estos son muy técnicos, puede haber algún problema de tracción. Los tacos no aguantan tanto el barro y se colapsan con facilidad; además, los huecos de la suela se llenan rápidamente de tierra, aumentando el peso de la zapatilla.

En descensos técnicos y siempre apoyando con la parte delantera del pie, la voladora de Kilian Jornet sufre algunos problemas de tracción, sobre todo si nos encontramos con barro o roca mojada. La madera mojada también es un problema para este modelo, pero ¿qué zapatilla de trail agarra en esta superficie cuando está húmeda?

El agua también pude resultar un problema, pero teniendo en cuenta la primera impresión al ver la zapatilla, el agarre es más que decente. Pasar por agua no es un problema, ya que se seca con rapidez y el agua del interior se evacúa en unos pocos metros.

Tras unos kilómetros en este tipo de terrenos, la zapatilla acumula un gran desgaste y el gasto del material es exponencial si tenemos que añadir a la ecuación algún kilómetro de asfalto que tengamos que hacer hasta llegar al monte. Tras apenas seis o siete salidas (unos 120 kilómetros), el deterioro de la parte inferior es evidente.

Y entonces llegamos a la parte más intrincada, que es la comparación de las prestaciones de la zapatilla con su precio, que está en torno a los 200 euros. Haciendo unos sencillos cálculos, el kilómetro corrido con las S Lab Sense sale a un euro aproximadamente, lo cual la convierte en un lujo al alcance de quien pueda permitírselas. A partir de ahí, la zapatilla demuestra que el precio no es excesivo, ya que se trata de un ejercicio de diseño espectacular. En unas palabras, la innovación se paga.

El precio hace que sean unas zapas que sólo uses para competir, pero claro, para poder competir con ellas hay que rodar primero para adaptar la pisada y la técnica a sus cualidades, y eso significa hacerle kilómetros. Incluso se puede llegar al final del clico de la zapatilla antes de haber podido competir, ya que 200 kilómetros son muy pocos si estamos acostumbrados a entrenamientos un poco largos. Si son de 20 kilómetros, en diez días habremos exprimido las zapatillas.

En nuestra opinión, la zapatilla merece la pena, pero su precio, de momento, la hace poco asequible. Ese es su mayor hándicap y desde Salomon ya han trabajado en ello con la salida del modelo S Lab Sense Ultra, que promete las mismas características con una mayor durabilidad, eso sí, aún no se ha especificado cuál será el ciclo de vida de este modelo.

Quizá sea más efectivo adentrarse en el mundo minimalista con otras opciones más baratas y, una vez adecuada la técnica de carrera, sobre todo de pisada, las S Lab Sense pueden ser una opción competitiva perfecta.


Lecturas relacionadas

Ayudarnos a difundir la cultura de la montaña

En Carreraspormontana.com te ofrecemos gratuitamente la mejor información del mundo del trail running. Puedes ayudarnos a difundir la cultura de la montaña comprando tus libros y guías en Libreriadesnivel.com y en nuestra Librería en el centro de Madrid.

¡Suscríbete gratis al boletín del Trailrunning!

Estamos más ocupados que nunca y hay demasiada información, lo sabemos. Déjanos ayudarte. Te enviaremos todas las mañanas un correo electrónico con las noticias más relevantes del mundo trail.