Actualmente, no se concibe practicar trail running y no contar en el armario con, al menos, una mochila para trail running específica diseñada para este deporte. El imparable crecimiento de las pruebas de larga distancia han obligado a las marcas del sector a volcar muchos de sus esfuerzos en fabricar este tipo de mochilas para correr por montaña, cada vez más necesario para el usuario.
Porque esto no es ningún capricho, ni mucho menos. La mochila de trail running es un accesorio básico para toda prueba de montaña que supera los 20-25 kilómetros y exige un material obligatorio. Si bien a día de hoy el abanico de modelos disponibles en el mercado es tremendamente amplio, en función de nuestros retos y gustos personales debemos fijarnos en unas prestaciones y características u otras.
No es por ser pesimistas, pero lo cierto es que la mochila representa una categoría ya muy madura dentro del sector; es decir, los primeros fabricantes llevan cerca de dos décadas diseñando este producto y tratando de perfeccionarlo cada temporada.
Y de la misma manera que antes se lograban avances enormes de un año a otro, ahora el margen de mejora es notablemente más bajo. Son suposiciones, claro, pero analizando las colecciones de mochilas de las principales marcas en los últimos años, salvo casos excepcionales, ninguna ha sorprendido por incorporar grandes novedades.
Ligereza, transpirabilidad y ajuste
En todo caso, la mayoría de opiniones de los corredores suelen coincidir en señalar que una mochila debe ofrecer, ante todo, estas tres prestaciones: ligereza, transpirabilidad y ajuste.
De hecho, tal vez la batalla por el peso sea la que ha marcado la tendencia de esta categoría de producto en el último lustro. Rebajar unos gramos el peso total es un auténtico desafío para los laboratorios, pero a la vez, el mayor deseo de los propios consumidores. Para lograrlo, se ha recurrido al uso de nuevos materiales y a un tipo de mochila que se asemeja más a un chaleco que a una mochila propiamente dicha.

Un caso muy popular, y tal vez extremo en este sentido, fue el modelo Kylie de Lurbel, un producto híbrido entre una prenda de vestir y un chaleco ceñido con un ajuste máximo (de hecho, se puede usar directamente sobre la piel, sin necesidad de llevar camiseta).
En cuanto al ajuste, no hay duda: la gran mayoría de mochilas del mercado ha apostado en sus últimas colecciones por el uso de tejidos textiles, los mismos que se utilizan para las camisetas o los pantalones.
Salomon fue una de las marcas pioneras en aplicar estos diseños. La gran ventaja de estos materiales es su comodidad al contacto con la piel y permitir ‘apurar’ el espacio un poco más, pero el inconveniente es que si abusamos de la carga en este tipo de bolsillos nos perjudicará en el rebote.
Mientras, los materiales más consistentes dotan de mayor rigidez a la estructura de la mochila pero a cambio también sujetan más los accesorios que llevamos. En la actualidad tan solo la francesa Raidlight, una de las punteras en cuanto a diseño e innovación de mochilas, se desmarca de la tendencia y apuesta por un ajuste micrométrico mediante una ruedecilla que aprieta o afloja la tensión de la mochila (sistema similar al que usan algunos calzados en el cordonaje para conseguir el ajuste perfecto en el empeine).
La transpirabilidad es otro de los aspectos clave para que una mochila sea cómoda para correr. Aplicar materiales transpirables a estas alturas no es ninguna complicación, claro está, pero estos a su vez deben ofrecer cierta resistencia a los posibles desgarros o roturas y no perjudicar a la comodidad del conjunto.

Las famosas mallas de rejilla 3D, muy habituales durante tantos años por su eficiencia para evacuar el sudor, han ido poco a poco perdiendo protagonismo en favor de los citados materiales elásticos de tipo textil.
Firmas como la estadounidense Camelbak, pionera en sistema de hidratación, incorpora en sus mochilas el sistema de construcción “body mapping” o mapeo corporal que se suele utilizar en las prendas técnicas, y que consiste en la utilización de un tejido específico –más o menos denso – en función de la sudoración de cada parte del cuerpo. Igualmente hay firmas que ofrecen modelos específicos que se adaptan a la morfología femenina, buscando así mejorar el ajuste y por tanto que la mochila sea más estable y cómoda de llevar.
El uso inteligente del espacio
Normalmente, las mochilas para trail running ofrecen varios compartimentos y bolsillos que nos permiten distribuir la carga de manera muy personal. Todas ellas se componen de un compartimento principal con acceso por la parte superior; es decir, el bolsillo principal.
En él debemos colocar en la parte de abajo lo que, previsiblemente y a priori, no vayamos a utilizar, ya que es el lugar de más difícil acceso de la mochila. Podríamos ubicar aquí una chaqueta o cortavientos que no entra en los planes utilizarla, la manta térmica, los guantes, un gorro, etc.
Adosado a ese compartimento principal, y en contacto con nuestra espalda, muchas de las mochilas del mercado incorporan un espacio para introducir la bolsa de hidratación. Suele ser un bolsillo ancho y alargado para favorecer que la bolsa mantenga la posición vertical, y con salida para el tubo de hidratación por alguno de los dos tirantes de la parte delantera.
A partir de aquí, cada mochila es un mundo. Lo habitual es que en la parte delantera la zona de los tirantes esté reservada para introducir dos botellines de tipo flexible. Ya hay muchas mochilas en el mercado que no admiten bidones rígidos clásicos, cuyo uso es prácticamente marginal en la actualidad.
Respecto a los bolsillos de menor volumen, suelen encontrarse en la parte delantera, en la zona de los tirantes o bien en las mochilas que integran un pequeño cinturón, pero también en los laterales de la estructura de la mochila. Lo frecuente es que estos tengan cierre de cremallera o sean elásticos, de modo que la carga no se sale gracias a esa tensión que ejerce la propia tela sobre el producto guardado.
En cualquier caso, en los bolsillos de más fácil acceso debemos ubicar los suplementos energéticos y algún accesorio que utilicemos con frecuencia, como puede ser un vaso plegable. En los bolsillos con mayor seguridad -cremallera o internos dentro del propio compartimento principal los objetos de valor como las llaves, el DNI o el móvil.
Hay algunas mochilas que incluso cuentan también con un bolsillo impermeable, ideal para guardar el teléfono o la propias llaves si nos encontramos en un día lluvioso.
La clave para sentirnos cómodos en este aspecto es cargar la mochila de manera que no se produzcan desequilibrios y que, en la medida de lo posible, no afecte a nuestra manera de correr. También es importante cerciorarse de que no nos clavemos ningún accesorio o sintamos rigidez por la disposición de la carga. Daniel SANABRIA
Más comodidad corriendo con mochila
Es un hecho intrínseco que correr con mochila conlleva ciertas incomodidades. Pero también lo es que podemos mejorar las sensaciones siguiendo una serie de pautas sencillas. ¡Toma nota de estos cuatro consejos!
1. Al llevar peso en la espalda la zona del core, especialmente la lumbar y abdominal, realizan un esfuerzo mayor que al correr sin mochila. Para evitar sobrecargar estos grupos musculares es importante que introduzcas en tus rutinas de entrenamiento trabajo específico de abdomen y zona core. Fortaleciendo esta zona del tronco correr con mochila será una tarea más sencilla.
2. La zona de la espalda, una de las más sudorosas del cuerpo humano, va a tender a sobrecalentarse y a empaparse. Si tienes oportunidad, cuando corras con mochila trata de llevar una camiseta de recambio para cuando la primera esté demasiado mojada.
3. Si eres propenso a sufrir rozaduras e irritaciones, aplica crema protectora de piel en la zona de los hombres y en los puntos de contacto de la mochila con tu cuerpo para suavizar la fricción.
4. En la medida de lo posible trata de repartir el peso de la carga entre la parte delantera y la trasera para perjudicar lo menos posible al centro de gravedad. De igual modo, si llevas dos botellines delanteros en los tirantes, trata de equilibrar la cantidad de hidratación para un reparto equitativo del peso entre ambos lados.

5 recomendaciones antes de comprar
Fíjate en la talla. La mayoría de marcas fabrican sus modelos en tres, cuatro y hasta cinco tallas para poder llegar a todo el espectro de corredores existente. Si no eliges bien tu talla de mochila, seguramente te perjudique a la hora de encontrar el ajuste que deseas y pueda molestarte al correr.
• Asegúrate de que tenga portabastones. Hay diversos sistemas y tecnologías, según la marca, que permiten llevar los bastones plegados en los tramos que no se utilizan. Si eres de los corredores que usan ‘palos’, no olvides este detalle a la hora de escoger tu mochila de trail running.
• Comprueba si es compatible con bolsas de hidratación. La popularización de los botellines flexibles (soft flask) ha perjudicado a la clásica bolsa de hidratación, aunque muchos corredores siguen utilizándola hoy en día, sobre todo en los meses de más calor. Fíjate en que la mochila cuente con ese compartimento en la zona de la espalda y salida para el tubo si todavía sigues hidratándote así.
• Cerciórate de que puedes bracear correctamente. En algunas ocasiones el braceo al correr puede verse interferido por la posición de los bidones, tanto si estos son muy voluminosos (bidones clásicos de ciclismo) como si no quedan fijados a la altura correcta en los espacios delanteros reservados. Pruébate la mochila y cerciórate de que tienes plena libertad de movimientos y ésta no influye negativamente en tu técnica de carrera.
• Es mejor pasarse de volumen que quedarse corto. A diferencia del entrenamiento, en el que llegar “pasado” de kilómetros puede provocarnos sobre-entrenamiento o alguna lesión, a la hora de elegir mochila es mejor pecar de generoso que de tacaño. Es cierto que, por lo general, las mochilas más grandes son más incómodas, pero te permite llevar más recursos y eso significa un plus de seguridad en la montaña.


¿Cuánta capacidad necesito?
De 3 a 6 litros.
Son las mochilas más pequeñas del mercado, con el espacio justo para llevar los botellines flexibles en la parte delantera de los tirantes y cuatro accesorios contados (una chaqueta muy compactable, la manta térmica y algún suplemento energético, poco más).
Al llevar una carga tan sencilla el ajuste es mayor y el rebote es casi inexistente. Suelen utilizarse en carreras de distancias cortas, entendiendo como tal en el trail running de hoy en día las que presentan un kilometraje de entre 15 y 30 kilómetros.
De 6 a 12 litros.
Para carreras de distancia maratón (42 kilómetros) o ultratrails de hasta 80 kilómetros que podamos completar entre 10 y 15 horas. La lista de material obligatorio en este tipo de pruebas ya es bastante extenso, por lo que necesitamos una mochila que nos permita cargar con todo.
Además, casi con total seguridad, vamos a tocar muchas horas de noche en carrera, lo que significa aun más carga que en una prueba de corta distancia (como el frontal, la luz roja trasera o una batería de recambio para el frontal).
De más de 12 litros.
Están diseñadas específicamente para carreras de ultratrail en las que el grueso de participantes tarda 15, 20, 25 o más horas en completar el recorrido. Hablamos de estar durante un día entero de aventura, por lo que el repertorio de recursos que debemos llevar en la mochila es bastante notable: manta térmica, comida energética, un pequeño botiquín, frontal, móvil, ropa de recambio, etc.
El litraje suele estar bastante repartido, pero lo habitual es un compartimento principal trasero y varios bolsillos laterales, delanteros e incluso otros adicionales atrás.
De 20 litros aprox.
Por último, encontramos una categoría de mochila de un volumen muy grande para afrontar carreras por etapas o de aventura (normalmente en modo autosuficiencia) en la que el participante debe llevar consigo todo lo que necesite a lo largo de la competición, que puede durar entre tres y siete días, como el emblemático Marathon des Sables o la Volcano Ultramarathon Costa Rica.
En este caso se necesita espacio para ropa, comida, accesorios de higiene, suplementos e incluso para una esterilla o pequeña colchoneta.
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