A día de hoy, casi todo corredor de montaña cuenta con uno o más sistemas de hidratación diferentes, preparados para cumplir su misión dependiendo del entrenamiento o carrera que tengamos por delante. Pero, a pesar de sus diferencias, se parecen en una cosa: todos necesitan una serie de cuidados para poder rendir al máximo.
Estrenar sistemas de hidratación
Uno de los momentos más excitantes de utilizar una pieza de material es su estreno. Pero quizá eso no se cumpla tanto en los sistemas de hidratación. ¿Por qué? Por el típico sabor a plástico que todos le dan al agua en los primeros usos.
Los sistemas de mayor calidad suelen reducir el tiempo que otorgan sabor al agua a pocos o ningún uso, pero lo normal es que siempre tengamos que pasar por ese tramo. Pero hay un pequeño truco, que es dejar agua con bicarbonato durante al menos una hora dentro de la botella o depósito, lo que ayudará a que la botella deje de darle ese mal sabor al líquido.
La limpieza es esencial
Para que un sistema de hidratación funcione bien, la limpieza es la clave. Debemos limpiar el depósito del agua después de cada uno de los usos. Sin excepción. Da igual que lo que dejemos dentro sea agua, es importante sacarla, limpiar bien el sistema de hidratación e intentar dejarlo lo más seco posible.
El método de limpieza definitivo
La limpieza se debe hacer siempre a mano, nada de lavavajillas, ya que estos acortarán muchísimo la vida útil de tu producto. Utiliza agua fría o tibia con unas gotas de jabón. Agita el depósito cerrado para que alcance todos los rincones y enjuaga con agua. Si quieres dejarlo más limpio, utiliza pequeños cepillos con mangos para cerciorarte de que lo dejas perfectamente limpio.
No uses productos abrasivos
Si ves que tienes que utilizar productos fuertes para sacar la suciedad de un depósito o una botella, es que ha llegado el tiempo de echarla al contenedor amarillo e ir a comprarte una nueva. Estos productos dañarán aún más el depósito y acabarás bebiendo restos indeseables.
Limpieza de la boquilla
La única parte realmente difícil de limpiar es la boquilla. Estas suelen tener pequeños sistemas para que sólo salga agua cuando aprietes, de forma que suele quedar atrapada una pequeña cantidad de líquido. Intenta cerciorarte de que has limpiado esa zona, ya que en ella es más probable que pueda crecer moho u otros microorganismos.
Cada oveja con su pareja
Si en tu sistema llevas más de una botella, asegúrate de que siempre utilizas la misma bebida en cada uno. Es decir, uno para el agua siempre, y el otro para la bebida isotónica siempre. Al principio puede ser un poco lioso, pero una sencilla marca con un rotulador puede bastar para diferenciarlas de un solo vistazo.
Saber cuándo hay que jubilarlos
Los depósitos no duran para siempre y hay que saber reconocer cuando debemos cambiarlos. Si vemos suciedad que no sale o que empieza a cambiar el sabor del líquido que llevamos, es el momento de hacer el cambio. Beber agua en un depósito con moho puede ser perjudicial para nuestra salud.
