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Las claves para elegir el frontal perfecto para cada corredor de montaña

Llegan los meses de menos luz natural, y eso significa hacer mucho más uso del frontal. Para muchos, será el momento de hacerse con su primer frontal y para otros el de renovarlo. Estas son las claves en las que fijarte para elegir tu frontal perfecto.

Gediminas Grinius ganador de la TNF Transgrancanaria 2015 en un momento de la prueba.
Gediminas Grinius ganador de la TNF Transgrancanaria 2015 en un momento de la prueba.
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Poco a poco, el paso del otoño al invierno nos va dejando con menos horas de luz; a eso se suma el cambio horario, y eso provoca que sea cada vez más habitual para los corredores de montaña tener que salir a entrenar con algunas horas sin luz.

Y para poder salir a la montaña en horas sin luz se hace imprescindible la ayuda de una buena fuente de luz que nos permita entrenar de la forma mas sencilla posible. Y ahí es donde entran los frontales.

Un frontal debe estar en el armario de todo corredor de montaña; pero es posible que seas nuevo en esto del trail y tengas que comprarte tu primer dorsal, o que lleves varios años con tu dorsal y creas que es hora de cambiarlo por uno más nuevo. Si estos son los casos, deberás fijarte en diversos parámetros para acertar en tu compra, ya que los frontales son unos productos cada vez más avanzados, pero también más costosos.

Potencia

La potencia de un frontal se mide en lumens. Hoy en día, todos los frontales que se venden cuentan con tecnología LED, lo que significa que suelen ofrecer una buena fuente de luz. Por un lado, el fabricante nos dará la cifra exacta de lumens con que cuenta cada modelo, pero eso no es una fuente absoluta para saber la potencia de nuestro frontal.

Como mínimo, debemos hacernos con un frontal que cuente con 100 lumens, si bien en la actualidad eso se puede considerar poco, y deberíamos ir a por dorsales que puedan generar más luz. Podemos apostar por modelos de más de 300 lumens, si bien hay que tener en cuenta que eso hará mella en la duración de la batería.

Forma de la luz

Otro punto importantísimo es saber cómo distribuye la luz cada modelo de frontal; dos frontales con potencias similares pueden dar luces diferentes según cómo se dispongan. Aquí entran los gustos de cada uno y los hay que prefieren un haz de luz fuerte y estrecho, que ilumine bien la zona a donde apuntamos, y otros que prefieren que la luz sea más dispersa e ilumine mejor lo que tenemos cerca.

Para saber esto, no hay más forma que intentar probar cada modelo. En las tiendas físicas te dejarán probar y eso es una ventaja. Ten en cuenta a dónde sueles mirar cuando corres de noche y así te podrás hacer un el frontal que mejor canalice la fuente de luz.

Fiabilidad

Un frontal no debe fallarte salvo que sufra una fuerte caída o se nos caiga en el agua. Pero, ¿cómo sabemos que el frontal es fiable? Como en todos los productos electrónicos, eso es algo complicado, pero la mejor forma de guiarse es por los fabricantes.

Los hay que llevan muchos años fabricando este tipo de productos y eso suele ser una garantía de éxito. Apuesta por marcas de reconocido prestigio, y no por productos más baratos, pero que te pueden dejar tirado sin luz, y esa es una de las peores experiencias que puedes vivir en la montaña. Normalmente, un buen frontal arranca sus precios en torno a los 40 o 50 euros, que irán aumentando según la potencia u otras características más avanzadas, superando en algunos casos los 100 euros. Gastarse menos de ese dinero en un frontal no suele ser una buena decisión.

Batería

A día de hoy, casi todos los frontales apuestan por baterías en lugar de pilas. Es más cómodo de cargar, pero eso hace que tengamos que salir con otro pequeño frontal de emergencia en lugar de con más pilas. Por supuesto, a mayor autonomía, mayor precio. Tienes que ver cuánto vas a usar el frontal de forma consecutiva para apostar por modelos de un precio u otro,

La duración de la batería puede variar mucho entre las marcas e incluso entre modelos iguales, pero nunca vayas a por un frontal que no aguante un mínimo de entre 6 y 8 horas. Ese debe ser el mínimo absoluto. Luego, la duración de la batería dependerá de tu propia pericia a la hora de gestionar la potencia del frontal.

Uno de los aspectos en los que fijarte en si el frontal cuenta con una función de emergencia, que hace que pueda iluminar de forma muy sutil durante algo más de tiempo. Estas funciones, eso sí, suelen estar en los frontales que más cuestan.


Comodidad

Un frontal debe ser cómodo de usar. Hay diferentes tipos de frontal, dependiendo de dónde llevan situada la batería. Los hay que la llevan junto a la lámpara, en la parte delantera, pero lo más habitual son aquellos que llevan la petaca en la zona trasera.

Al principio, si no has usado frontal, es normal que te sientas extraño llevando uno en la cabeza. Hay modelos que pesan de forma significativa y suele necesitarse un periodo de adaptación. Eso sí, los modelos de hoy en día suelen ser muy cómodos y hay trucos para mejorar la experiencia, como utilizar pañuelos tubulares.


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