EL ENVÉS DEL DEPORTISTA PROFESIONAL

La cara B de Luis Alberto Hernando

Pasó por la Librería Desnivel para ejercer como jurado en nuestro premio de literatura. Ya que andaba enredado en actividades alternativas, nos contó qué otras cosas pasan en su vida que no son como imaginamos.

Luis Alberto Hernando en la Librería Desnivel. 2016
Luis Alberto Hernando en la Librería Desnivel. 2016
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Hay palabras que disparan la imaginación de quien las encuentra: por ejemplo campeón, ganador, primero del podio. En el palmarés Luis Alberto Hernando (Burgos, 1977) se repiten desde hace algunas temporadas unidas a las carreras por montaña y le colocan por encima, en una posición que los aficionados miran desde abajo imaginando que en las alturas, donde se mueve el número uno, todo (salvo las carreras mismas) debe de ser dulce y plácido. La vida del deportista profesional tiene una cara brillante y también un envés de lo más prosaico. Esa es la estructura que sostiene el resto aunque el revuelo entre bambalinas se esconda tras una cortina que en el caso de Luis Alberto Hernando a veces transparenta.

“En las carreras disfrutamos bastante poco”, dice sobre la nube gris que invade el cuerpo cuando lleva corriendo demasiadas horas por el monte. “Durante la carrera se pasan penas, los días de antes estás nervioso y los de después destrozado. En las carreras vas al límite y no da tiempo a disfrutar. Cuando la termino, el cuerpo me duele hasta para subir un bordillo”, es su resumen, que borra la idea feliz de transitar por paisajes de ensueño y amaneceres de postal que reventarían una cuenta de Instagram. El placer llega después de la mano del recuerdo, cuando rememora las pruebas junto a los amigos que le acompañaban. Debe de ser algo parecido a verse en tercera persona, pensar en la gesta y sorprenderse al darse cuenta de que es uno mismo quien la consiguió, y quizá por eso dice que lo que le gusta no es correr, sino haber corrido las carreras.

“La psicosis de la carrera fue importante, frené y retuve demasiado»

Otro lugar común: los grandes deportistas se retiran de las pruebas por grandes cosas, tiende a pensar la comunidad de corredores aficionados a quienes les sorprenden las mil y una calamidades cuando compiten. Lesiones mal curadas, acumulación de cansancio por exceso de pruebas, nunca algo tan simple como unas ampollas, pues los grandes profesionales están a salvo de esas pequeñeces tan cotidianas.

“No tengo explicación —dice Luis Alberto sobre su retirada en la pasada edición del Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB)—. Este año iba como nunca, había hecho menos carreras y había podido entrenar bien, ni mucho volumen ni demasiado poco. Las zapatillas ya las había probado, suelo estrenarlas en las pruebas y poner unas plantillas usadas”. “¿Calcetines?, nunca me fijo, tengo una caja y cojo cualquiera. No sé qué pasó, no me lo terminaba de creer”.

Las ampollas eran pequeñas, clásicas, corrientes. Nada que no haya experimentado cualquier persona, tan mundanas como los motivos que las hicieron aparecer. “La psicosis de la carrera fue importante, frené y retuve demasiado en la primera bajada, suelo entrenar más suelto y más normal. Pequé de conservador al inicio de la carrera, retuve, frené a posta, el esparadrapo o el calcetín se me arrugó y se lió parda. En cualquier entrenamiento voy más rápido”.

«Es mejor quedar segundo después de Kilian que primero en una carrera que no haya disputado él»

Podemos escribir también sobre cómo imaginamos que preparan la agenda los grandes corredores, ellos, que pueden seleccionar las mejores citas y que tienen todas las puertas abiertas, aunque es probable que no reparemos en el embrollo de pruebas que complica, más que ayuda, la vida del profesional. Lo que en otras disciplinas está pautado (mundiales, importante; copas de España, también) en las carreras por montaña es puro desorden que nace de la abundancia. La experiencia de Luis Alberto le hace pensar que no es tan importante a dónde vas sino quién anda por allí.

“Los corredores no sabemos muy bien dónde ir para ser punteros. Corriendo el campeonato del mundo no te aseguras pelear con los mejores, debería haber alguien que pusiera algo de orden, tenemos suerte de tener a un Kilian Jornet que lo hace. Si vas a las carreras a las que él va te aseguras de que son las buenas”. El nombre del catalán suele salir en los debates porque él también tiene dos caras. Es la bestia negra imposible de batir y a la vez el faro al que todos miran y del que reciben luz para usar en su provecho.

Por todo ello Luis Alberto planifica las temporadas con la pericia del que tiene recursos limitados, esto es, su propia resistencia (un consejo: “No hay que llegar cansado a las carreras, es la estupidez más grande”), y con un ojo puesto en qué hacen los demás. Hay una idea clara, es mejor quedar segundo después de Kilian que primero en una prueba que no haya disputado él, por eso hay victorias que saben a sucedáneo. “En algunas ganas, te llevas un título y te da la sensación de que fuera una carrera de pueblo. También pasa al revés”.

«En 2012 fueron 27 las pruebas que eligió Luis Alberto y este año no hará más de siete»

No acaba aquí la estrategia. En su planificación siempre ronda la pregunta ¿Qué queremos que nos quede? Hay citas muy célebres como Trasvulcania que sin embargo no otorgan ningún título oficial, y si un día dejan de celebrarse el logro se descafeinaría con los años. Otras suenan a importante y resisten el paso del tiempo, como proclamarse campeón del mundo o primero en la Copa de España. Esa titulitis tan humana que los mortales usamos para pedir trabajo y los deportistas para encontrar patrocinador.

En 2015 Luis Alberto no obtuvo ninguna ayuda institucional y hay carreras a las que viaja invirtiendo más de lo que ingresaría por ganar, aquí otro mito que cae. “Es gracias a las marcas por lo que sigo en las carreras, si perdiera dinero dejaría esto”. Las grandes pruebas no acostumbran a prodigarse en invitaciones con gastos pagados para él y su equipo y las pequeñas, que sí lo hacen, no tienen la suficiente entidad como para que merezca la pena el desgaste.

Añadamos a la mezcla la presencia de los periodistas, que reunidos en número suficiente pueden convertir una prueba sin mayor importancia en un suceso relevante. Incorporemos, es evidente, la posibilidad natural de fallar, y no olvidemos que hay carreras muy caras en este apartado, como la UTMB, que se celebra a finales de agosto y obliga a descartar otras pruebas para llegar fresco, así que “si te reservas y te va mal te quedas sin temporada”.

Con todo esto en la cabeza hay que cuadrar el calendario con tino para que la temporada salga de la mejor manera. En 2012 fueron 27 las pruebas que eligió Luis Alberto y este año no hará más de siete, pero su sensación es que, en proporción, han tenido más repercusión y le han generado más satisfacción.


«En las carreras por montaña somos gente un poco distinta»

“Para los ultras nadie tiene aún el entrenamiento perfecto, no es como en otras pruebas de atletismo donde todo el mundo hace lo mismo. No hace falta hilar tan fino, las carreras cambian según el circuito, la distancia, el tiempo que hace ese día”. Luis Alberto es quien entrena y quien gana pero su éxito se apoya en varios puntales importantes, como Sergio Gimeno, corredor que tiene casi tanto nivel como él y que “le saca de la patilla para ir a entrenar” si se hace el remolón, además de velar porque todo esté en orden antes de la prueba. También su hermano Andrés se mueve entre bastidores y le organiza los entrenamientos con el mimo de quien le conoce tan bien que sabe hasta qué días hay que marcar como libres si coinciden con cumpleaños u otras fechas sin necesidad de negociarlo.

Enredado entre preparación y carreras está el dopaje, otra pieza que puede colarse en los salones del deporte de élite y que Luis Alberto lamenta porque ha sentido las sospechas: “Los chascos más grandes que me he llevado han sido con gente cercana que ponía en duda que no lo hiciera”. Y aclara: “Doparse es caro y en este deporte no se gana dinero. Estoy seguro de que no hay doping como en otros, si yo quisiera hacerlo tendría que buscar en Google para saber cómo, nunca me lo han ofrecido o insinuado. En las carreras por montaña somos gente un poco distinta. En la Operación Puerto vi lo que les cobraban a los ciclistas y eran cifras enormes. No lo sé, igual cuando empiece a haber dinero en las carreras la gente se lo gasta en médicos…”.

¿Cuánto puede aguantar el cuerpo de un deportista de élite? Nosotros nos referimos a resistencia superlativa y él habla de cansancio mundano: “Si se termina la vida de un deportista es porque estás cansado a nivel psicológico, a mí el cuerpo me aguanta. Es el esquema clásico de la pereza: te apetece más escalar que correr, rindes menos, te desmotivas, ganas menos carreras… Físicamente se puede aguantar pero hay que salir a entrenar con ganas”.

“¿Correrás”. “Haré senderos pero con mochila más grande y a otro ritmo”

El Ultra Trail del Mont Blanc de este año, el de las ampollas, lo enfrentaba con el deseo de no volver más a esta carrera tan fiera. La disputó en 2014 y se retiró por problemas de estómago; el año pasado quedó segundo. Un balance de dos abandonos y un buen puesto que le hace pensar que las carreras de cien millas no son las que mejor se ajustan a sus características. “Soy de buen comer y en veinte horas no puedo comer todo lo que me gusta”, dice riendo.

No tiene claro si habrá una cuarta vez y sus palabras dejan entrever que se plantea un cambio de ciclo similar al que le llevó hacia el trail hace unos años, cuando “estaba aburridísimo del esquí de fondo y quería cambiar de historia”. Ahora siente que el momento es parecido y dice: “Tengo ganas de trabajar”. “Me veo trabajando tranquilamente en el GREIM [Grupos de Rescate e Intervención en Montaña, donde ya ejerce], con buen tiempo escalaré y en invierno haré esquí de montaña”. “¿Correrás”. “Haré senderos pero con mochila más grande y a otro ritmo”.

Los personajes destacados acostumbran a tener una cara más visible que las demás a ojos de sus seguidores y Luis Alberto Hernando tiene hoy la etiqueta de corredor de montaña. Pero, como en todo, hay más facetas debajo de la evidente. Alguien entre el público le pide consejos generales para el novato que se inicia en las carreras y uno espera escuchar cualquier cosa relacionada con el entrenamiento. Sin embargo, dice esto: “Ten cuidado. Si estás empezando a ir a la montaña júntate con gente con experiencia para ir seguro. Una torcedura es una cosa muy seria, hay que cambiar el chip y saber que no estás en un parque rodeado de asfalto donde todo se soluciona con una llamada de móvil”. Además de títulos, en su currículum tiene también una buena colección de rescates con el GREIM de Pamplona: “Cuando los accidentados te ven se les ilumina la cara, es una pasada”.


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