Hoy en día, las carreras de ultra trail son muy habituales. En España, toda comunidad autónoma, y casi cada provincia, cuenta con una carrera de larga distancia en un entorno natural o de montaña. Y esto se puede repetir en casi cada país de nuestro continente y en muchos del mundo.
Todas estas carreras, sin importar donde tengan lugar, tienen un ancestro en común, ese “individuo” que sirvió de acicate para que se comenzara a crear una tendencia a nivel mundial que, a día de hoy, se ha convertido en un deporte de masas, con carreras que llegan a albergar a miles de corredores.
Ese “ancestro común” no es otro que la Western States Endurance Run y su creador, el hoy anciano Gordy Ainsleigh. Tanto la carrera como su creador son, a día de hoy, el gran germen del ultra trail moderno, una cita que este fin de semana se cumplirán más de 40 años de aquel día en el que todo cambió para las carreras por montaña.
La historia de la Western States va ligada indisolublemente a la de Gordon Ainsleigh, ese tozudo jinete que decidió competir en esta prueba, llamada Tevis Cup, que se realizaba a caballo. él había perdido el suyo el año anterior, así que decidió intentar completar el recorrido que ya había hecho dos veces a lomos de un corcel. Solo que esta vez lo haría andando.
Menos de 24 horas después de haber salido del pequeño pueblo de Squaw, Gordon llegaba a la línea de meta, no sólo demostrando que se podía completar una ruta así a pie, sino hacerlo de forma ligera y rápida. Sin querer, Gordon se había erigido en la figura que marcaría el nacimiento del ultra trail moderno.
A partir de esa edición de 1974, la prueba se celebraría anualmente, con cada vez una mayor repercusión y una más nutrida representación de corredores que con los años fueron modelando una carrera que ya cuenta con 40 años de vida y que ha visto pasar por sus montañas a algunos de los mayores mitos del trail running mundial.
Ya en 1977, la prueba se emanciparía de forma definitiva para convertirse en la Western States Endurance Run. Aquel año, 16 valientes se pusieron en la línea de salida para intentar completar uno de los mayores retos deportivos realizados hasta la fecha. De ellos, uno solo llegaría a la meta dentro del límite de las 24 horas. Su nombre era Andy Gonzales. Los otros dos que llegaron a la meta lo hicieron en más de 28 horas.
Sólo un año después, los 16 participantes se convirtieron en 63, de los que casi la mitad conseguirían acabar. Este crecimiento seguiría de forma escalonada en las siguientes ediciones.
Pero fue en la década de los 80 cuando la prueba comenzó a sufrir limitaciones, ya que las recién nombradas autoridades del Parque Nacional no permitían la celebración de competiciones deportivas dentro de sus espacios. Pero la historia de la Western States logró que el Congreso permitiera una excepción, aunque se limitaría por primera vez su número de participantes.
Desde entonces y hasta el día de hoy, el número de atletas sólo puede llegar a los 369 corredores. La razón es que el año anterior a que se creara el Parque Natural, el número de participantes fue ese, por lo que las autoridades impusieron para la celebración de la prueba que nunca se excediera de ese número que con los años ha conseguido el estatus de “mágico”.
Lo que podría verse como una limitación, es algo que encaja perfectamente con la filosofía de la carrera, algo que nos confirma Craig Thornley, director de la prueba en la actualidad, que asegura que “tenemos la filosofía de “No dejar huella”, que significa que intentamos no tener impacto en la tierra. Por ejemplo, no organizamos pruebas en las que haya libertad de recorrido. Nos ceñimos a circuitos establecidos. Una prueba con 400 corredores y un circuito cerrado va a tener un feeling diferente que una carrera europea con miles de corredores”.
Con la popularización de esta disciplina en los 90 y la década de los 2000, la prueba tuvo que imponer un sistema de lotería para asignar las vacantes disponibles de una forma más equitativa, siempre reservando dorsales para los corredores de élite. Casi 2.300 personas intentaron lograr un dorsal para la edición de 2013, lo que da una idea del crecimiento de la prueba en los últimos años.

Asimismo, la Western States es una de las carreras que siempre estuvieron en la lista para crear el Ultra Trail World Tour. El prestigioso circuito internacional de ultras siempre quiso que la primera prueba de la historia formara parte de un circuito que pretende dar el siguiente paso en la historia de este deporte.
Gordy Ainsleigh, el creador del ultra trail moderno
Con apenas 27 años, Gordy Ainsleigh iba a tomar una decisión que él mismo califica de “estúpida”, pero que fue ese cataclismo que desencadenó años más tarde la explosión de todo un deporte. Con esa edad, Gordy decidió regalarle su caballo a su novia de entonces, aunque él sabía perfectamente que esta le iba a dejar.
La principal consecuencia fue que no podía competir en la Western States original, que se cubría a caballo. Las bromas hacia él no se hicieron esperar, y muchos le animaban, medio en broma medio en serio, a participar corriendo y completar las 100 millas a pie. Lejos de achantarse, Gordy entrenó distancias de hasta 40 millas y se presentó en la línea de salida.
Así, en 1974, Gordy era el único de los participantes de una carrera a caballo que iba sin caballo. El joven, de 27 años, tenía más pinta de leñador que de atleta, con una tupida barba, pelo largo y sin camiseta, un estilo que con el paso de los años ha continuado teniendo seguidores muy reconocidos.
Se dio la salida de la carrera y comenzó un día para la historia. En un principio, Gordy, conocido por su gran ego, se sintió bien e intentaba ir al mismo ritmo que los caballos. Esto duró, aproximadamente, las primeras 15 millas, en la que sus piernas “comenzaron a quemar” según reconocería más tarde el propio Ainsleigh.
La primera Western States. El primer ultra trail de la historia.
Las siguientes 20 millas eran en descenso, aunque con pocas zonas de sombra, algo que le hizo comenzar a deshidratarse. Como es natural, en este tipo de carreras la cabeza de Gordy comenzó a dar vueltas, pensando en aquella novia a la que había regalado el caballo y que no estaba ya con él.
A duras penas, Gordon consiguió alcanzar la mitad del recorrido; con el paso de las millas se fue encontrando con jinetes que habían visto cómo sus caballos habían fallecido por el esfuerzo; “si los caballos estaban muriendo, pensaba que yo no estaba genéticamente diseñado para correr como ellos” comentaba Gordy tras su hazaña.
Poco a poco, la idea de abandonar fue creciendo en su cabeza, hasta el punto de que había decidido dejarlo al salir del cañón en el que se encontraba. Otra vez la casualidad hizo su parte del trabajo y puso en el camino de Gordy lo necesario para que aquella historia tuviera el mejor de los finales.
Al llegar a lo alto del cañón, Ainsleigh se encontró con una chica rubia y un anciano esperando, ya que sus caballos no podían continuar la marcha. El anciano le ofreció a Gordy algunas tabletas de sales, agua y unas palabras de ánimo que hicieron mella en el joven californiano para seguir su camino.
La chica rubia le dio incluso un masaje en las piernas del corredor; el propio Gordon reconoció que aquella joven fue subiendo poco a poco por sus piernas, “de forma seductora. Lo hizo a propósito, pero en lugar de pensar en el calor o en lo mal que me sentía, me hizo sentir excitado. Ya no estaba exhausto o solitario, estaba cachondo” se explicaba Ainsleigh.
Tras este encuentro fortuito, Gordy siguió su camino hasta alcanzar las 80 millas. Co este último tramo por completar, llegó a Michigan Bluff, donde pidió que un jinete le acompañara en las últimas 20 millas del trazado, para lo que escogió a una chica a la que le había echado el ojo un tiempo atrás.
Esas últimas 20 millas fueron duras para Gordy, pero consiguió finalizar las 100 millas que se había propuesto, además, haciéndolo en menos de 24 horas, creando además el deporte de la ultra distancia por montaña como lo conocemos hoy en día. Al siguiente año, otro atleta se apuntó a la aventura y con el paso del tiempo, la prueba se convertiría en todo un icono del ultra trail. Las casualidades y un tipo testarudo se unieron para crear un deporte que hoy en día está más en forma que nunca.