Tras un verano históricamente seco y caluroso, un temporal de lluvia, viento y nieve entró el miércoles y envolvió el domingo el macizo. Parecía que el caprichoso Mont Blanc no quería celebrar los 10 años de su carrera.
Solo el trazado de la «Traces desd Ducs de Savoie» (TDS) permaneció intacto, para sufrimiento de sus corredores. Ya en el collado de la Fondaz se retiraron unos 300 afectados por la ventisca que arreciaba en este paso a más de 2.000 metros de altitud. El nepalí Dawa Sherpa, acostumbrado a sufrir desde su juventud, acabó primero sin problemas y el leonés Pablo Villa fue la sorpresa con su cuarta posición.
El viernes amaneció todavía más nublado y frío. El pronóstico no podía ser más desalentador: nieve por encima de 1.700 m, vientos de 60 a 70 km/h y ninguna posibilidad de que apareciera el sol hasta el final de la semana… Ya en la salida de la CCC (Courmayeur Champex Chamonix) comenzaron a correr rumores, que se confirmaron más tarde, de un cambio de recorrido. El vuelco que había dado la prueba era total: de 168 km y 9.600 m de desnivel pasaba a 100 km y 6.000 m solo por Francia.
Catherine Poletti, directora de la UTMB, se había reunido la noche anterior con un grupo de expertos para diseñar un nuevo recorrido que garantizara la seguridad de los corredores y que permitiera desplazarse a todos los voluntarios, médicos, avituallamientos… Todo un reto organizativo.
La decepción de los corredores fue mayúscula. Tras meses e incluso años de preparación, la Ultra Trail daba un giro inesperado que les pilló con el pie cambiado. Especialmente duro fue para Iker Karrera. El vasco llevaba todo el verano preparándose milimétricamente la carrera y vio como sus planes se quedaban en papel mojado. Por ello decidió no participar y asistir a la Gore Tex Trans Alpine Run a última hora. Tampoco tomó parte el francés Julien Chorier.
A pesar del chasco y la polémica que produjo este cambio tan drástico, de 2.400 corredores inscritos solo 20 no participaron. La mayoría pensó que tras hacer grandes esfuerzos por acudir a la prueba, competiría y saldría a lo desconocido.
A la salida, el shock dio paso a los nervios, risas y reencuentros propios del comienzo. Se notaba, no obstante, la preocupación en sus rostros, porque la mayor parte del nuevo itinerario era desconocido. Tampoco conocían los avituallamientos y no parecía que la niebla y lluvia pudieran ayudar a orientarse.
Así las cosas, poco antes de la salida se produjo una gran sorpresa. Tras unos avisos por megafonía, todas las miradas y las cámaras se dieron la vuelta hacia la esquina de la recta final: el ganador de la Courmayeur Champex Chamonix se aproximaba a la meta. Nunca había pasado que llegara antes de la salida de la Ultra Trail del Mont Blanc. Y tras unos momentos eternos, asomó Tòfol Castanyer, que tras 100 kilómetros acompañados por ventisca y lluvia, y con un tiempo de 8 horas y 57 minutos, se proclamaba campeón.
Todo Chamonix vibró con las aclamaciones de más de 5.000 personas, entre público, ultracorredores y prensa congregados a la llegada del mallorquín, que vivió uno de los mejores momentos de su vida. La elite del trail running, su familia, la directora de la prueba…, todos le jalearon en ese instante inolvidable que pasará a la leyenda de la competición.
Tras estos momentos de emoción, un poco más tarde de las 19:00 se dio la salida a la X Edición de la Ultra Trail del Mont Blanc. Empujado por la estampida, Sebastien Chaigneau sufrió una caída de frente, haciéndose daño en sus rodillas ya tocadas por un accidente que tuvo a principios de agosto.
Seguramente por el recorte, los atletas fueron a gran velocidad los primeros 21 kilómetros hasta Saint Gervais. Un grupo de unos 10 corredores entre los que se encontraban François d’Haene, Sebastien Chaigneau y Miguel Heras se destacó del resto, mientras que en las chicas, Lizzy Hawker enseguida se colocó en primera posición, seguida de la italiana Francesca Canepa, de Emma Roca y de Nerea Martínez.
François d’Haene se colocó en primera posición seguido muy de cerca por Heras, con el sueco Jonas Buud pisándoles los talones. Los 10 siguientes kilómetros fueron extraordinariamente rápidos para esta competición.

Sin embargo, comenzaron los problemas para el castellano que se tuvo que retirar en Contamines por un problema muscular que le impidió correr en las bajadas. En este momento crítico, apareció el portugués Carlos Sa, al que a pesar de estar haciendo una gran carrera e ir en tercera posición, no le importó perder tiempo para ayudar a Miguel que con el frío no podía ponerse ropa seca, ni casi andar, tal y como le ha agradecido en un Tweeter.
A partir de Les Contamines, el francés se dio cuenta de que algo había ocurrido al dejar de ver en la oscuridad las luces de los frontales que le perseguían. Entendió que era su oportunidad y casi no paró hasta llegar a meta el primero.
Al mismo tiempo, Lizzy Hawker poco a poco fue separándose de sus perseguidoras, dejando tras ella el duelo por la segunda plaza. Francesca Canepa luchó contra los elementos por mantenerla con Emma Roca recortándole sin parar. Según la catalana: “Fuimos a un ritmo muy rápido. A partir de la sexta hora me he encontrado muy bien, he empezado a apretar y he ido sacando tiempo a la italiana sin saberlo”.
Ambas corredoras lo pasaron especialmente mal en el tramo entre Les Houches y Argentière. Según Emma: “Durante cuatro horas me quedé casi sin comer, cuando aún faltaban otras dos horas. Antes de una gran subida no tenía nada. La bolsita de frutos secos que me quedaba me ha salvado. Suerte que también había ríos y he podido coger un poco de agua. Fue un descontrol porque nos marcaron en un punto que había un avituallamiento y no existía”. Francesca tampoco tenía nada y pensó que quizás no podría llegar a meta.
Para Emma el recorrido fue “muy duro y muy rompepiernas. No había ningún descansillo así largo, todo eran grandes subidas y bajadas en las que por el barro esquiabas más que corrías.” Algo que provocó una gran caída a Zigor Iturrieta cuando estaba entre los diez primeros. Pese a todo el dolor, decidió que acabaría la carrera aunque fuera andando.
También Nerea Martínez tuvo problemas y consiguió llegar con un gran esfuerzo. No así, Sebastien Chaigneau, que estuvo en el top 6 hasta Argentière, hasta que la lluvia y la nieve que le azotaban en la cara le provocaron un problema de visión que le impedía ver sus propios pies y le obligó a retirarse para ir al hospital. Tampoco fue el día de Aitor Leal, a quien pese a encontrarse bien en la salida, un problema inesperado en los isquios le imposibilitó acabar.
El que sí que tuvo su día fue el norteamericano Michael Foote, quien estando a 21 minutos detrás de Carlos Sa, logró alcanzarle y arrebatarle la tercera posición.
Uno de los puntos más duros estuvo en La Balme, a 1.706 metros, donde se acumularon hasta 15 cm de nieve. Para el 19º clasificado, el vasco Imanol Aleson, el peor punto fue el último gran repecho, que era por un pedregal muy técnico, a lo que se añadía de que lo pasó de noche y con todo mojado.
Al final, la victoria fue para François d’Haene (10:32:36), seguido en segunda posición por Jonas Buud (11:03:19) y Michael Foote (11:19:00), tercero. El portugués Carlos Sa quedó en una meritoria cuarta posición (11:22:39) aunque con gran valor moral tras el gesto que tuvo con Miguel Heras. La actuación española masculina más destacada fue la de los vascos Javier Domínguez, que quedó el 12º con 12:12:32, Imanol Aleson, el 19º con (12:51:23) y el catalán Jordi Bes que se colocó el 13º (12:14:35).
En categoría femenina, Lizzy Hawker fue la clara vencedora con un tiempo de 12:32:13, y la segunda plaza fue para Francesca Canepa (13:17:01) con 6 minutos de diferencia con Emma Roca (13:23:37). Nerea Martínez consiguió sufriendo el 10º puesto con 14:58:59, seguida por Leire Ituretagoyena (14:59:48).
El recorrido sorprendió a casi todos los corredores por su dureza, a lo que hay que añadir las pésimas condiciones meteorológicas. Pese a ello, el 92% de los corredores logró terminarla. Tantos que no hubo chalecos “finishers” para todos. La mayoría reconoció que hacer el recorrido completo hubiera sido inviable por lo que aceptaron los cambios. Además del mal tiempo que no dio respiro, lo peor para ellos fue que no tenían claro dónde estaban los avituallamientos, habiendo incluso algunos “fantasmas”.
A las 22:00 horas del domingo, llegaban los últimos corredores y se daba por concluida la décima UTMB, una edición única en la que la Ultra Trail fue la prueba más corta pero no por ello la menos dura. Tal y como dijo la Cathereen Poletti, “a pesar de toda la organización, esta prueba transcurre por la montaña y es la que manda al final”. A partir de ahora el suspense del recorrido se mantendrá hasta el último momento.
