A mí me lo dijo José Delgado “El lechuga” y a él un amigo de un amigo. Desconozco al autor original, pero la frase ya es un mantra entre los corredores de montaña de Tenerife, aunque sus ecos retumban en toda Canarias. Y no es de extrañar, porque es así: en Anaga, un kilómetro equivale a una milla. Nunca he logrado averiguar si terrestre o náutica, que es un poco más, pero fuere como fuere, es cierta.
En el macizo de Anaga, Reserva de la Biosfera, por donde discurre la Santa Cruz Extreme, hay dos direcciones: arriba y abajo. Es un lugar inhóspito, abrupto, recortado por el paso del tiempo y la erosión. Parece jurásico.
Correr por un lugar así es un desvarío. La distancia de 60 km, que este año es Campeonato de Canarias de Ultra por la Federación de Montaña (FECAMON), acumula más de 5.000 m de desnivel positivo. El perfil parece una sierra, un sube y baja que corta las piernas.
Un recorrido así invita a la épica, pero siempre se puede añadir un poco más, hacerlo más difícil, el doble tirabuzón. ¿Verdad, Omar? El pobre corre hacia la línea de salida con cara de apuro, como cuando vas con prisa en el súper, desbocado hacia la caja, pero se te cuela una familia con sus dos carros llenos. Y ya vas tarde.
Llega a la salida a las 07:03, cuando hace 3 minutos que no hay nadie. La plaza de Igueste de San Andrés está vacía. Quedan cuatro gatos: tres de la organización y un felino curioso. Pues imagínense, qué harían. ¿Ir a por unos churros y volver al sofá de casa, a ver el Club Megatrix? Pues no. Ya que estamos aquí, supongo que habrá pensado, corremos.
Da igual que se haya dejado el dorsal en casa, porque Omar Ezacriti, con el corazón en la boca, aprieta como si estuviese en un kilómetro vertical y coge a la cabeza de carrera en cosa de 20 minutos. Confiados que iban.

Magia, brujas y aquelarres
Ahí se quedan ellos, adentrándose cada vez más en Anaga, mientras uno va hacia Afur. En coche, que estoy joven pero no para esos trotes, ascendiendo por la TF-12, más conocida como carretera de El Bailadero. En una época muy muy lejana, según dicen, las brujas hacían el aquelarre y bailaban alrededor de la hoguera en la zona. De ahí el nombre.
Y magia hay, porque la bruma que empuja el viento Alisio y riega la Laurisilva, convierte el lugar en un bosque de hadas. Los participantes sufrirán estos cambios de temperatura y humedad. Ahora el solapio, ahora la posma.
En Afur, antes de que llegue nadie, está Trina en un chorro llenando de agua una botella para regar las plantas de la capilla. Dentro huele a madera y el techo reluce, porque es nuevo, dice. Lo cambiaron hace poco porque el otro estaba hecho polvo. Tuvieron que cubrir bien el suelo para no estropearlo con los trabajos y a la vista está que funcionó.
Los ojos de Trina, que es de las pocas personas que vive todo el año aquí, miran con curiosidad todo el lío de corremontes que hay. Desde aquí también sale la distancia de 18 km, aunque de eso ya hablaremos más tarde.
En este rato, Omar ha seguido delante, aunque acompañado. En Abicore (23,7 Km), llega junto a Albi Cedrés, que estaba haciendo un carrerón hasta Afur, donde tiene que abandonar. Por detrás, Ricardo Luis, otro de los principales candidatos, se está mostrando muy sólido. Siempre en tercera posición, avanza sin demasiada preocupación por detrás y la vista puesta delante.
Quien también va con cierta tranquilidad es Claudia Mola. En el primer punto de control, Cancelilla (10,7 km), ya aventajaba a la segunda cerca de 10 minutos. Iba en el puesto 35 de la clasificación general, pero desde ahí ha empezado una remontada espectacular. Poco a poco, ha ido pasando a participantes hasta quedarse a las puertas del top 10, siendo la 11 en meta con 9 horas y 54 minutos.

Cruza la meta en Santa Cruz con un ritmo alegre, de esos que te pide el entrenador de vez en cuando, para ir calentando el cuerpo antes de las series, y la sonrisa puesta. No se esperaba un recorrido tan duro, un rompe piernas. Que la disfrutó, aunque también la sufrió, pero que volvería, dice, vaya a saber usted por qué, si aún no le ha dado tiempo ni de pensárselo. La segunda clasificada es Alba Murcia, que termina un recorrido tan exigente en 11 horas y 45 minutos. Belén Lorenzo, del orotavense club Clator 3.7, termina tercera.
Por su parte, el podio masculino lo ha completado Omar Ezacriti (7:54), Ricardo Luis (8:06) y José Manuel León (8:19). Estos dos últimos estuvieron a finales agosto corriendo por Chamonix, participando en la distancia CCC (100 km y 6.100 m+). Qué suerte poder correr por ahí el mismo año que Kilian Jornet bate el récord, ¿no?
José “El fisio”, como es más conocido, ha sido tercero remontando desde atrás. Es un corredor curtido en mil batallas que se conoce bien. En la larga distancia, eso vale mucho, porque ya saben, más sabe el diablo por experimentado que por diablo. Sé que el refrán no es exactamente así, pero tampoco quiero faltar a un tipo tan fantástico.

Campeonato de Canarias de ultra
En esta edición, los campeones de distancia ultra por la Federación Canaria de Montañismo (FECAMON), se escogían en la Santa Cruz Extreme. El laurel ha sido para Ricardo Luis, mientras que José Manuel León y Carlos Enrique Viera han sido segundo y tercero, respectivamente. En el apartado femenino, ha campeonado Claudia Mola sin discusión, por delante de Alba Murcia y Belén Lorenzo.
Pero no solo de ultras vive el hombre, porque si algo ha tenido la Santa Cruz Extreme ha sido variedad. En la distancia de 33 km que salía de la idílica, hoy que no había viento, playa de las Teresitas, han vencido Oliver Santana y Garazi Artola. La vasca ha cogido el liderato en el último descenso, que es lo que le gusta, como dice en meta, pero también le ha parecido muy técnico. Para el próximo año no repite, que tiene planes más importantes: ser madre.
El segundo de esta distancia fue Arezki Amokran y Jonathan Ponce llegó tercero, mientras que en las chicas cerraron el podio Myriam Báez y Marina Hernández, segunda y tercera.
Nicolás Rodríguez, al que se le marcan los bíceps como al ciclista Remco Evenepoel -será porque los dos son unos chiquillos todavía- fue el más rápido en la modalidad de 19 km. A pocos segundos, Carlos Hernández, del Club Deportivo Hilera, oriundo de La Palma, se hizo con el segundo puesto, mientras que Eloy Ramos fue tercero. En féminas, la vencedora fue Vero Suárez, que se impuso a María Heras y a Ana Belén Regalado, completando el podio femenino.
Campeonato Internacional de Joëlette
La Santa Cruz Extreme también albergó el Campeonato Internacional de Joëlette que disputaron 6 equipos. Con salida en el Caserío de Los Catalanes, los participantes afrontaron un recorrido de poco más de 10 km, con una primera subida durísima, de las que solo miras el suelo y te hacen doler los riñones.
Pues por ahí subieron, pilotos y pasajeros, con esfuerzo, pero toda la energía, como Thor empuñando el Mjölnir. Esta modalidad es la excusa perfecta para llevar a la naturaleza a personas que, de otra forma, quizá no podrían hacerlo.
Las formas de afrontar la prueba son diversas y dependen de las ganas del pasajero. Si tiene ganas de competir, los pilotos van con todo, sorteando obstáculos y empujando la Joëlette de 30 kilos con diligencia. Si, por lo contrario, el pasajero quiere disfrutar, se va de chill, disfrutando del paisaje.
En Anaga, eso nunca es mala idea. No olviden que estamos recorriendo un paisaje imponente. En Tenerife, el Teide asombra a toda la isla y eso es hermoso, pero si tienen la oportunidad, no dejen de visitar este macizo. Déjense arrullar por las curvas de sus carreteras serpenteantes, conozcan a su gente, como a Trina de Taborno, que ya habrá acabado de regar sus plantas a estas alturas, y coman por ahí.
Para correr, Anaga es un paraíso, pero también merece la pena conocerla sin tanto apuro. O bueno, al ritmo que ustedes quieran, como han hecho hoy los participantes de la Santa Cruz Extreme. Esa es de las mejores cosas de este deporte, conectar con la naturaleza y recorrer parajes que de otra forma habría sido imposible. Atrévanse, conozcan el corazón de Anaga, en Tenerife.
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