Los deportes de montaña han vivido un intenso crecimiento en las últimas décadas, con un progresivo acercamiento de mayores capas de la sociedad a los espacios naturales. Esta oportunidad de desarrollo, muchas en veces en regiones más o menos olvidadas, implica al mismo tiempo unos riesgos para la conservación de esos valiosos lugares. El trail running es, posiblemente, el deporte que mejor encarna esta dicotomía, siendo capaz de desarrollar eventos con miles de participantes y de seguidores que, para bien o para mal, se concentran en un lugar concreto y durante unas horas concretas. Por eso, y aunque sea injusto respecto a otras actividades que se desarrollan en los mismos lugares, es importante que organizadores y corredores sean conscientes de los impactos que genera su actividad.
En este sentido, es de agradecer la realización de estudios de impacto ambiental como ‘Primeras estimaciones sobre los efectos erosivos de las carreras de montaña. El caso del Ultra Trail Cadí Moixeró’, que recientemente han llevado a cabo los investigadores Francesc Xavier Roig-Munar y Josep Pintó Fusalba, de la Universitat de les Illes Balears y de la Universitat de Girona.
La investigación se centra en los impactos de erosión que se produjeron en los 100 km de Salomon Ultra Pirineu 2022, una carrera que el año pasado ya trabajó en minimizar sus residuos. Para ello, establecieron 12 zonas de estudio en las que midieron, antes y después de la prueba, la pérdida de materia orgánica y de humedad del suelo, el aumento de la masa y la densidad por compactación, los desprendimientos, el transporte de partículas del suelo, la exposición de raíces, el aumento del lavado superficial y las alteraciones de las propiedades químicas del agua.

Y aunque se observa “una mayor compactación de suelos, conllevando una pérdida puntual de la calidad del mismo”, las conclusiones generales son realmente positivas: “La actividad puntual de la actividad de la carrera, no genera impactos de erosión significativos, sino que los mayores impactos continuos pueden atribuirse a la erosión asociada a las actividades ordinarias y anuales, ya que los datos de paso de corredores se estiman en 3 corredores cada 5′ a partir de los 15 km de carrera. Por ello, el uso de la red por diferentes actividades e intensidades es el que genera la erosión continuada del espacio, con mayores tasas de erosión y menor capacidad de renaturalización por el uso e intensidad. Por tanto, es con el uso ordinario de la red donde es necesario aplicar estrategias de rehabilitación y de diseño nuevos senderos o trazas con medidas de prevención de la erosión, para evitar que la mayor parte del suelo se pierda”.
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