ANÁLISIS

La nueva normalidad del trail running

Nuestro enviado especial Juan Alberto Humanes analiza el reciente Cto. de España de Trail Running en el que atletas y organizadores intentaron adaptarse a las exigencias de la era del COVID-19.

Salida del Campeonato de España de Trail Running 2020 en El Paso
Juan Alberto Humanes | No hay comentarios | Compartir:

Este Campeonato de España de Trail Running ha supuesto un rayo de luz a una temporada prácticamente inexistente a causa de la COVID-19. A pesar del difícil momento que atraviesa el país, la RFEA y el municipio canario de El Paso han hecho un gran esfuerzo para mantener el campeonato vivo hasta el final. Porque en estos momentos tan complicados, se debe seguir apostando fuertemente por el deporte como vía de escape y, fundamentalmente, porque ¡el deporte es salud!

Durante estos últimos meses, la noticia habitual era la cancelación de todas y cada una de las carreras del calendario, echando por tierra toda la temporada y el duro trabajo de atletas y organizadores. Es por ello que este campeonato era más que necesario, la recompensa a todo ese esfuerzo e ilusiones frustradas. Era una apuesta arriesgada pero también un claro mensaje a la comunidad del trail, porque este deporte sigue muy vivo y se hará todo lo posible para que se sigan celebrando carreras. La clave, sin duda, adaptarse a esta “nueva realidad”. Y este campeonato ha sido un claro ejemplo de que siguiendo una serie de protocolos sanitarios, las carreras de trail pueden realizarse perfectamente. Aunque más bien se ha tratado de un ensayo, un preparatorio para las carreras que vendrán en la próxima temporada.

PCR y test de anticuerpos

Como primera medida, atletas y medios de comunicación tuvieron que someterse a una prueba PCR antes de viajar a La Palma, y presentar el certificado de dicha prueba con un resultado negativo. Una vez en la isla, los atletas se sometieron a un test rápido de anticuerpos el viernes previo a la carrera. Precisamente con esta última prueba hubo cierta problemática, porque algunos atletas desconocían el horario o lugar de la cita para realizar dicho test; además, los atletas que llegaron el mismo viernes tuvieron que someterse al test nada más aterrizar. El cansancio del viaje y el tiempo de espera para realizar el test –incluso en muchos casos repetirlo porque el resultado no era válido– complicaron la tarde a los recién llegados, que a penas dispusieron de tiempo para descansar antes de asistir a la recogida del dorsal y la charla técnica. La gran mayoría se tomaron los hechos con resignación, alegando que era un protocolo necesario para garantizar la seguridad de todos, y agradecían el esfuerzo que se estaba realizando para celebrar el campeonato.

Terminado ese último protocolo, la totalidad de los participantes se dieron cita en la zona mixta para recoger su dorsal y entregar su kit personalizado para los avituallamientos, todo ello en un horario preestablecido por la organización en bloques de 30 minutos, evitando así las aglomeraciones de personas y garantizando la distancia interpersonal. Y fue todo un acierto, porque se cumplieron las expectativas: atletas que llegaban con cuentagotas a recoger su dorsal, lo que además facilitó a los medios acreditados entrevistar tranquilamente a los corredores. Aunque si hubo un claro ausente en la tarde del viernes fue el ambiente de carrera, resultando un tanto extraño para todos los presentes, sin público ni ruido de previa.

Cerraba la jornada la charla técnica, con la mayoría de atletas –hubo unas cuantas ausencias, que prefirieron retirarse a descansar a sus alojamientos- bien separados unos de otros, mientras el director técnico de carrera explicaba las novedades y protocolos a seguir durante la jornada de competición. Se hizo especial hincapié en la salida por cajones escalonada, el material obligatorio –incluida la mascarilla– y la gran novedad: los avituallamientos. En esta nueva edición, y para garantizar la seguridad de corredores, voluntarios y medios, los participantes no podrían recibir ayuda externa y además los avituallamientos seguirían un protocolo estricto, facilitando a los corredores su propio kit personalizado más un kit general dispuesto en una mesa, que sería posteriormente desinfectada por los voluntarios. Cada atleta tendría que tomar su kit, abandonar la mesa del avituallamiento, y dirigirse a una segunda mesa individual, donde aprovisionarse de sólido y líquido, depositando el sobrante en su kit personalizado y tirando los desperdicios en el lugar destinado a tal fin. A pesar de las explicaciones, a muchos no les quedó del todo claro el procedimiento, tal y como comentaban en zona mixta, pues no sabían muy bien cómo realizarían el avituallamiento hasta llegado el momento. Muchos optarían por llevar consigo la mayor parte del sólido, aprovechando los avituallamientos para abastecerse principalmente de líquido.

La jornada de carrera daba comienzo en plena noche. Conforme iban llegando los atletas, se les tomaba la temperatura antes de entrar en la zona de control de material obligatorio. Pasado ese control, y hasta el inicio de la carrera, los participantes aprovechaban para calentar, de forma ordenada e intentando guardar las distancias. Lo que más llamaba la atención sin duda era la ausencia de ambiente de carrera, a pesar de los esfuerzos de los speakers y la música de fondo. Los atletas eran muy conscientes de ello, y quizá en menor o mayor medida esto les afectara anímicamente. Tratándose nada más y nada menos que de un campeonato nacional, la gran fiesta del trail running en nuestro país, en esta ocasión resultó ser un evento un tanto apagado, sin público ni esa chispa de rock-and-roll tan carácterística de una carrera de montaña.

Ni siquiera la salida dejó contentos a los atletas, en dos tandas la masculina y finalmente en otra tanda la femenina, sin mezclarse ni compartir entre todos ellos ese calor y emoción de los minutos previos a la salida. Algunas de las chicas se lamentaban precisamente de esto una vez finalizada la carrera. «Nos habría gustado salir con los chicos, no entiendo que nos hayan separado, ni siquiera que nos hayan permitido salir las primeras… Hemos salido las últimas y eso se nota en carrera, esa falta de atletas a lo largo del recorrido, que quieras o no te dan una referencia y te ayudan a seguir tirando», explica Azara.

Nuevo protocolo de avituallamientos

El primer avituallamiento en La Cumbrecita inauguró el nuevo protocolo a seguir para futuras carreras y muy probablemente de todo el 2021. Los voluntarios, ya preparados, colocaron una primera fila con dos mesas bien separadas, cada una con la misma variedad de sólidos y líquidos; mientras que en una segunda fila de mesas colocarían los kits personalizados de cada atleta, una vez éste se aproximase al avituallamiento.

Los dos primeros atletas en llegar fueron Zaid y Andreu Simón, casi a la par. El catalán siguió adelante sin pararse en el avituallamiento, mientras que Zaid pidió su kit. Como era la novedad, con la excitación de la carrera, empezó a ponerse nervioso: abría la bolsa dudando qué coger, lamentándose porque el tapón del soft flask no se abría, poniéndose cada vez más nervioso y sin poder reaccionar… Perdió unos valiosos segundos que Andreu aprovechó para sacarle ventaja. Finalmente Zaid abandonó el avituallamiento casi como llegó, dejando prácticamente intacto su kit. Entonces los voluntarios retiraron cuanto había en la mesa y la desinfectaron, dejando todo listo para el siguiente corredor. Conforme iban llegando más atletas, se repetía el mismo protocolo por parte de los voluntarios; así como los mismos nervios y dudas entre atletas, esos mismos errores que le jugaron una mala pasada a Zaid.

En el Refugio del Pilar les esperaba una densa nube que apenas dejaba visibilidad. Hacía frío y muchos llegaban con las manos congeladas, lo que además les dificultaba para gestionarse el kit y abrir las botellas de agua facilitadas por la carrera. «La botella fue un error… Muchos pensábamos que era agua de coco –por el aspecto del envase- y por eso no la cogimos en el primer avituallamiento. Además, costaba mucho abrir el tapón, se perdía tiempo…», explica Andreu Simón.

Se sucedían los mismos errores que en el primer avituallamiento: atletas dudando si coger todo el contenido del kit o dejar una parte, incluidos los soft flask ya vacíos; atletas que con las prisas olvidaban recoger los desperdicios o los tiraban al suelo –acciones todas ellas sancionables por parte de los jueces-. Aunque si algo echaron de menos una parte de los atletas fue la ayuda externa, ya que en esta ocasión no estaba permitida, teniendo que valerse por sí mismos. En cambio atletas como Azara, Oihana, Virginia o Zaid fueron más meticulosos y precavidos, dejándose unos buenos segundos para abastecerse en este avituallamiento.

La carrera fue muy rápida y esos segundos de más en los avituallamientos salieron muy caros. A Zaid le costó perder el mano a mano con Andreu Simón en La Cumbrecita, mientras que Gisela Carrión le fue recortando distancia a Oihana Kortazar, que iba dominando claramente la carrera, hasta superarla y ponerse en cabeza. Marta Molist, Azara García y Virginia Pérez también fueron distanciándose pasado el ecuador de la carrera, y como comenta Virginia: «En los avituallamientos si hacías bien las cosas se perdía tiempo, y al final te descuelgas de las de delante, pierdes la referencia y quieras o no eso te afecta a la hora de tirar y apretar por la carrera».


El público, el gran ausente

Además, la ausencia de público le quitó mucha alma a este campeonato, algo que los atletas reconocían acabada la carrera. «He notado muchísimo la ausencia de público animando, porque siempre te dan un subidón cuando ya no puedes más«, explica Azara. Por desgracia, en esta nueva etapa de las carreras de montaña, el apoyo de la gente animando a los corredores a lo largo del recorrido brillará por su ausencia, tal y como pudimos comprobar durante este campeonato. Ni siquiera los atletas pudieron disfrutar del calor del público ni los abrazos al llegar a meta – con mascarilla, claro -, donde tan sólo esperaban algunos familiares y amigos, además de los voluntarios, la organización y los medios de comunicación. Una celebración y podium un tanto descafeinados, a pesar del esfuerzo de todos los presentes por recuperar el espíritu festivo de campeonatos pasados.

Cuando este deporte tan maravilloso como es el trail running vivía un momento de dulce y enorme crecimiento, la vida dio un giro de 180 grados y lo cambió todo. El mundo ya no es el mismo, tampoco las personas ni la manera de vivir el deporte. Son nuevos tiempos para reinventarse y seguir adelante, porque precisamente de eso va este deporte, de pelear y tirar hasta el final. Podrán parecernos mejor o peor los nuevos protocolos sanitarios obligatorios, pero llevábamos tanto tiempo soñando con volver a vivir una carrera de montaña, que merece y mucho la pena aceptar estos nuevos cambios. Podrán quitarnos el público, los abrazos y esos avituallamientos  y entradas a meta donde todo era emoción y caos a la vez, pero no podrán apagar esos corazones dispuestos a dejarse el alma en cada carrera. Este Campeonato de España 2020 ha sido prueba de ello, porque pese a las nuevas restricciones y protocolos, cada atleta fue un fiel reflejo de lo vivo que sigue este deporte.

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