Este mes se cumplen 25 años de que se corriera el que fue entonces el maratón más alto del mundo. Fue un evento único, organizado como parte de la serie ‘Sky’s the Limit’ por los pioneros de skyrunning y tuvo lugar en uno de los lugares más espectaculares de la tierra, la meseta tibetana, a una altitud de 5.200 m.
Si bien es cierto que unos años más tarde, en 2003, nacería el Everest Marathon, que parte desde el mismo campo base nepalí a 5.365 m, el Fila Top Marathon en Tanggu La, en el Tibet, fue la primera gran experiencia competitiva a esas altitudes y contó con algunos de los mejores skyrunners del mundo. Sin ir más lejos, el ganador fue el estadounidense Matt Carpenter, que cerró en unas impresionantes 3h22’25”, lo que lo convirtió en el hombre más rápido del mundo en altitud.
El segundo y tercero en meta, el estadounidense Robb Reece y el español Pep Olle, buscaron adrenalina en un sprint final para acabar con solo 4 segundos de diferencia, a 10 minutos del ganador. Otras grandes figuras de la época como los italianos Bruno Brunod, que acababa de hacerse con el récord de Matterhorn, y Fabio Meraldi, poseedor de los récords de Courmayeur-Mont Blanc y Monte Rosa, cerraron cuarto y quinto respectivamente. Los siete primeros terminaron en menos de 4 horas.
El increíble logro del equipo Fila se planeó en detalle como parte del Peak Performance Project, diseñado por el fundador de skyrunning Marino Giacometti para estudiar los límites absolutos de resistencia del hombre a gran altura, el primer proyecto de este tipo.
El equipo se preparó para el evento después de una estadía de tres semanas en un laboratorio científico en Nepal, la pirámide italiana CNR a 5.050 m cerca del campamento base del Everest. Aquí, se sometieron a una serie de pruebas fisiológicas y psicológicas realizadas por los investigadores encabezados por el Dr. Giulio Sergio Roi, para recopilar datos y prepararlos para el ensayo final. A 5.000 m de altitud, la presión del aire se reduce en un 45%, lo que afecta la velocidad de carrera «normal» de un atleta. Después de una adecuada aclimatación y entrenamiento, la prueba concluyó que la velocidad de un atleta se reduce en un 38% con respecto al nivel del mar.
Mirando hacia 1995, han pasado muchos años, pero la visión de Giacometti que desencadenó la receta del skyrunning donde el deporte, la ciencia y la aventura se fusionan, han recorrido un largo camino y demuestra una vez más que solo el cielo es el límite.