El Marathon des Sables tiene dueño. Es Rachid El Morabity, que sumó el pasado sábado su sexta victoria en el emblema de las carreras por el desierto, su tercera consecutiva (2011, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018). A pesar de ceder la primera y la última etapa, el marroquí dominó todo el recorrido, especialmente la etapa reina, y paró el cronómetro en 19 horas y 35 minutos, por delante de su hermano Mohamed, el segundo clasificado, que hizo 20h35m.
Tal vez la sorpresa se daba en el tercer cajón del podio, en el que Merile Robert se atrincheró por delante de otro africano, Abdelkader L Mouaziz, consiguiendo la mejor posición francesa desde 2002. Entre otros corredores destacados, el lituano Gediminas Grinius fue finalmente quinto, el peruano sexto y Alex Fraguela fue el mejor español con una séptima plaza.
Entre las mujeres, la estadounidense Magdalena Boulet se estrenó en el MDS con la mejor de la suertes. La ganadora de la Western States 2015 se aprovechó de la penalización a su máxima rival, la rusa Natalia Sedykh, en la primera etapa y desde entonces su rendimiento no menguó hasta hacerse con la victoria con un tiempo de 25 horas y 11 minutos. Es la cuarta norteamericana en triunfar sobre la arena del Sáhara. Tras ella, la danesa Bouchra Eriksen entraría segunda en la meta y la británica Gemma Game, tercera.
Con un 95% de participantes en la línea de meta, la 33ª edición del MDS ha correspondido a los corredores con una meteorología bastante benigna, es decir, no demasiado calurosa, en la que han sido protagonistas las incómodas tormentas de arenas propias de esas latitudes.