El pasado domingo se celebró la Kedada Trail (escrita con el símbolo anarquista de la A circulada) en el pequeño pueblo de Castelltersol (Barcelona). No sabemos quién ganó, ni a cuánto tiempo llegó el segundo clasificado. Tampoco su organización lo ha dado a conocer. “No nos interesa tanto la parte competitiva, sino la de pasárnoslo bien”, introduce su alma mater, el experimentado ultrero Salvador Vilalta.
La Kedada Trail ha sido la primera de las nueve carreras que integran este año el circuito Punk-Trail, una serie de pruebas no competitivas y solidarias que reivindican un deporte alejado del negocio. “A grandes rasgos -continúa Vilalta-, tenemos los mismos requisitos que una carrera convencional como plazos de inscripción, recorridos marcados, avituallamientos, seguros o ambulancias, pero todo a coste 0”.
Realmente sí que hay una aportación los participantes: comida que se recaudan para el banco de alimentos. “Si normalmente el momento álgido de una carrera es cuando llegan los primeros a la meta, para nosotros es cuando el banco de alimentos dice el peso total recaudado. Este año hemos batido nuestro propio récord con 6.552 kg”.
“A liarla al máximo”
Aunque todas guardan la misma esencia, cada una de las Punk-Trails es independiente y tiene sus propias particularidades. En el caso de la Kedada Trail, el objetivo de sus organizadores es darle al evento la mayor calidad posible. Cada año innovan en sus tres recorridos (12, 21, y 42 km) y en sus avituallamientos puedes encontrar productos de calidad de la zona, como quesos y repostería artesanos. Con esta relación calidad-precio, las inscripciones vuelan en apenas unas horas.
Otra de las características de las pruebas punkis es su ambiente festivo. Es fácil ver a grupos de voluntarios disfrazados en los avituallamientos e incluso a corredores. La comida de después es una auténtica fiesta con bocadillos de butifarra y hamburguesas vegetales a discreción, además de un importante sorteo en el que nadie se va con las manos vacías. “Como en el punk, el objetivo es liarla al máximo. Demostrarle al mundo que puede haber otra manera de entender el trail, para poner de manifiesto que no es necesario gastarse 30, 40 o 50 euros para vivir una gran experiencia corriendo en la montaña”.
«Aquí el que entra, se lo pasa tan bien, que ya no sale»
La primera Punk-Trail nació en Sallent hace 7 años, con el anterior maratón pirata de Montserrat como fuente de inspiración. En las siguientes temporadas, el modelo se replicó en otros pueblos de la comarca del Bages y de sus vecinas del Anoia y del Moianés, donde está Castelltersol. “Nosotros rondamos los 650 participantes -continúa el ultrero de 38 años-, pero podríamos ser más de 1.000. Hemos querido quedarnos ahí para no saturar la montaña y también para mantener este nivel de calidad”. En la actualidad, el resto de carreras también suman centenares de participantes y, entre todas, rondan los 5.000.
“De momento, gozamos de buena salud. No solo a nivel de participación, sino también a nivel de voluntariado, algo de lo que muchas carreras adolecen. Aquí el que entra, se lo pasa tan bien, que ya no sale. Como nadie se gana la vida, las relaciones son más limpias.”
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