Jordi Gamito llegaba a la Everest Trail Race para cerrar una temporada impresionante con grandes resultados. Ayer salió a por la última etapa con una diferencia de más de 2 horas y media para defender un liderato forjado desde el primer día. Nunca antes un corredor occidental había ganado la prueba con corredores nepalís en competición y ayer ‘Gamitrón’ hizo historia.
Desde la salida, el corredor de Platja d’Aro (Gerona) realizó una etapa tranquila en la parte alta de la tabla. No quiso asumir riesgos que pudieran amargarle la fiesta ni buscar la victoria y llegó a Lukla tras 4h22′ de la mano de su compañera de equipo Manu Vilaseca, segunda en la clasificación general. De esta manera rubricaba un año espectacular, en el que le hemos visto en el podio de grandes carreras como UTMB, Ultra Pirineu, MIUT, o la MiM de Penyagolosa Trails.
Tras él, segundo en la general, el madrileño Sergio Arias que lo ha dio todo jornada tras jornada siguiendo la estela de un Gamito inalcanzable. En la tercera posición final, Joan Soler se defendió en el podio con un buen ataque al corredor nepalí Pasang Sherpa el último día, que le valió para hacerse con la última y heroica etapa de 30 km y final en Lukla.
En el cuadro femenino, Purnimaya Rai se llevó la etapa y la general. Corredora menuda y con un motor envidiable, controló la carrera desde la segunda etapa, en el Pikey Peak, el techo de la competición a 4.100 metros de altitud. A partir de ahí fue abriendo distancia con la brasileña, afincada en España, Vilaseca. La británica Rebecca Ferry cerró el podio. La jornada impulsó a todo el mundo las endorfinas hasta lo más alto tras cruzar la meta en Lukla. Ubicada en la entrada de la población, la llegada estaba al lado de una puerta con dos cabezas a cada lado de Pasang Lhamu. Ella fue la primera nepalí en escalar el Everest en el 1993 pero la fatalidad quiso que cayera en el descenso y perdió la vida. Lhamu da la bienvenida a cada corredor que finaliza la etapa y a cada persona que sale de la población por esa puerta, le despide.
Todos los participantes fueron recibidos por la dirección de carrera al cruzar la meta donde se les pone una kata en el cuello, lo que genera un sentimiento de acogida mayor que en otras competiciones. El esfuerzo, las horas de competición, el compañerismo, el desnivel, el sueño, el frío, la altura, los malos y los buenos momentos, todo se mezcla en la llegada a Lukla, quizás una de las metas más emotivas del panorama de carreras a nivel mundial. La competición desata muchas emociones. El ambiente místico de Nepal ayuda a reforzar esos sentimientos y la posibilidad de disfrutar de los espectaculares paisajes de Nepal, viendo algunas de las mayores cumbres del planeta, hacen el resto.
La meteorología se comportó de manera caprichosa durante la jornada, con niebla muy espesa al principio del día, lo que complicó bastante el tráfico aéreo en Lukla. El frío fue la nota predominante, con una bajada progresiva de la temperatura según iba avanzando la jornada. Todos los participantes han entrado dentro de los cortes y solamente ha habido una baja en toda la competición, la del primer día de carrera. Todo un mérito para los participantes que vuelven a casa tras 160 km repartidos en 6 etapas y 29.000 metros de desnivel acumulado en las piernas. El recuerdo de todo lo que han vivido ya lo tienen para siempre.
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