Jon Aizpuru Larrañaga se coronó el pasado sábado como vencedor de la Ehunmilak, la prueba de 100 millas del País Vasco. Lo hizo, además, en su pueblo, empujado por centenares de vecinos que abarrotaban las calles. El de Beasain (Guipuzcoa) superó al pentacampeón de la carrera, Javi Domínguez, al que también quitaba el récord con 22h21’.
“Es difícil de explicar lo que se puede sentir en un momento así. Fue una locura. Cuando entré en el pueblo y empecé a ver gente, cada vez más hasta la línea de meta, fue algo muy emotivo. Creo que para ellos también fue bonito que alguien de la zona ganase, sin olvidar que el tercero, Unai Dorronsoro, también es de aquí. La Ehunmilak es para nosotros uno de los eventos del año”, puntualiza el beasaindarra.
Era el broche dorado de una historia que había empezado 10 años atrás, con el nacimiento de una carrera que pasaba por la misma puerta de su casa. “Por aquel entonces yo estaba en la Universidad. Desde el club organizador hicieron un llamamiento para que la gente apoyase la creación de esta carrera y yo, con el equipo de balonmano en el que jugaba, nos metimos de voluntarios. Nuestras labores fueron simplemente estar en los cruces de tráfico para que los corredores pudieran marchar con seguridad, sin que ningún coche les molestase”, rememora.
Fue una “experiencia gratificante” que repetiría hasta en 3 ocasiones más y la curiosidad por vivir en primera persona esa experiencia intensa del ultra-trail empezó a crecer dentro de él. “En una de aquellas primeras ediciones nos dio por subir a animar al Txindoki de noche. La poca gente que nos encontramos nos saludaba pensando que éramos los primeros. No sabían que venía por detrás Iker Karrera en tiempos de récord. Para mí en aquellos tiempos hacer una carrera así era poco menos que imposible”, confiesa Aizpuru, que trabaja ahora a jornada completa en la empresa Jaso, en asuntos administrativos.
2013 fue el año de su estreno en el trail running. Hasta entonces había hecho algo de asfalto e incluso se había apuntado en alguna clásica como la Behobia-San Sebastián, pero la montaña, a pesar de que no tenía gran experiencia, le estaba llamando. “Me propuse el reto de acabar la G2H, de 88 km. Prepararla fue muy intenso y divertido: mejorabas rápido, ibas descubriendo nuevos lugares en los entrenamientos y experimentando con el material”, reconoce. Lo consiguió, terminando en 14h28’.
Al año siguiente se marchó a vivir fuera y no pudo acudir a su cita anual con Ehunmilak. Pero a su vuelta, su mirada estaba ya puesta en la modalidad de 100 millas. “Con el paso de los años normalizas el aumento de las distancias. Lo que antes te parece un disparate se vuelve poco a poco más familiar. Vas conociendo a la gente que hace este tipo de carreras y se vuelve todo más cercano”. La prueba reina se le dio más que bien: 11º en 2015, 3º en 2016 y 2º en 2017, misma posición en la que estaba cuando se neutralizó la competición el año pasado.
Su triunfo en la última edición es el final de esta historia. “Mi opinión del trabajo de los voluntarios es todavía mejor que entonces. Parece imposible que se pueda organizar algo tan potente y con tanta calidad de forma altruista. Este proyecto siempre ha tenido ese carácter comunitario y eso hace que muchos, al margen de ser corredores, nos sintamos parte y echemos una mano siempre que se puede”.
- Etiquetas: Jon Aizpuru
